Noche de Pasión Gitana

Turre

El Santo Cristo de la Misericordia procesiona por segundo año entre saetas y portado a hombros por horquilleros

Noche de Pasión Gitana
Noche de Pasión Gitana
Ricardo Alba / Turre

21 de abril 2011 - 01:00

Martes Santo en Turre. Procesión del Santo Cristo de la Misericordia que desfila por segundo año consecutivo. La imagen preside la iglesia parroquial turrera, está colocada en el altar mayor y es llevada por los gitanos de Turre, el Cristo de los Gitanos. La saeta al cantar es la única música que acompaña al Cristo. Al fondo, cajas y timbales abrigan las voces de payos y gitanos en el cante desgarrado de la pena, del dolor. En Turre se conserva no sólo la saeta flamenca, también saetas más antiguas que son ejecutadas por payos y gitanos. El paso es portado a hombros por horquilleros, que no costaleros.

El capataz, José Fernández Santiago, alias 'Piloto', guía suavemente el paso de los horquilleros que, arriba, en lo alto del barrio, cantan al unísono 'quién me presta una escalera' que dejó escrito Machado. Antes, entre parada y parada, entre saeta y saeta, las horquilleras toman el relevo a los hombres. Alzan sus brazos, quieren que su Cristo, su Santo Cristo de la Misericordia toque el cielo. El cura Paco, tres veces párroco, cuenta peculiaridades del cómo, cuándo y por qué.

El Santo Cristo de la Misericordia no desfila por la carrera oficial, discurre por el barrio, Así llaman a la parte alta de Turre donde vive la mayor parte de población de etnia gitana. Sube por la calle Sorroche, recorre varias calles del barrio, regresa a la plaza. 'Piloto', José Fernández Santiago, salva con maestría los cables, farolas, que impiden el paso al paso. Los horquilleros suben, bajan, ladean, al Cristo según las indicaciones de 'Piloto'. Penitentes y curiosos notan y saben del esfuerzo de los horquilleros. Con la luz de la lumbre de los hachones se alarga la sombra del Cristo de la Misericordia en las fachadas de las casas de Turre.

Horquilleros y horquilleras han ensayado todas las noches desde el día 27 de enero y se nota a la hora de llevar la imagen con soltura, con empaque, combinando distintos tipos de pasos procesionales. Al subir la cuesta lo cogen a las manos para alzarlo hacia arriba, al estilo de como lo hacen con el Cristo de los Gitanos en Granada, que desde la iglesia de Santa Ana sube al barrio del Albaicín.

Explica el cura Paco, tres veces párroco, que cuando se restauró la imagen, una familia de Loja con un hijo pequeño enfermo de cáncer, le pidió a la restauradora de Cantoria, Eva Jiménez, que al restaurar las manos al Cristo hiciera una oración por su niño. A la siguiente revisión, el niño no tenía nada y el año pasado se acercó a Turre con la familia. Y, añade el párroco de Turre, Los Gallardos y Bédar, una hija de Turre que estuvo a punto de serle extirpado un pecho, le ofreció al Santo Cristo una promesa. En la última revisión que le han hecho ya no tiene nada. Cosas de la fe.

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