Semana Santa

El Rincón del Fisio: consejos para costaleros y penitentes en Semana Santa

Cuadrilla de costaleros preparada para ir al cielo con el paso.

Cuadrilla de costaleros preparada para ir al cielo con el paso. / Javier Alonso

Los procesiones de Semana Santa son una suerte de representación del sufrimiento que vivió Jesucristo durante su Pasión. Como representación que son, estos días tienen también su carga de padecimiento físico, que se sobrellevan con una buena preparación física previa a la estación de penitencia y un tratamiento de fisioterapia posterior.

Consejos para el costalero

  1. Chequeo médico. Como cualquier trabajo físico, e recomendable acudir al médico y al fisioterapeuta antes de comenzar los entrenamientos para que analicen el estado de salud y descartar que exista alguna lesión incapacitante. El preparador físico indicará un buen entrenamiento, que ayudará a trabajar la resistencia para las horas de máxima exigencia. Además potenciará la musculatura para llegar en las mejores condiciones posibles.
  2. Calentamiento, entrenamiento y estiramientos. Lo ideal es prepararse previamente y realizar entrenamientos específicos para trabajar la musculatura que más se va a exponer debajo del paso. Trabajar la parte superior del cuerpo, la zona de los trapecios y la musculatura paravertebral cervical. Cuanto mejor tenga el costalero el tono muscular de esta zona, menos sufrirá el impacto del peso. Igualmente importante es realizar ejercicios de espalda, a nivel general, de articulaciones, de piernas y de brazos. De la misma manera,el calentamiento previo y el estiramiento posterio son la mejor manera de preparar y relajar la musculatura para la exigencia que exige estar en una trabajadera: la espalda, el cuello, los brazos y las articulaciones que se ven muy castigadas por el peso. Aunque se esté en buena forma, es posible que después de la procesión, y en los días posteriores, surjan algunos problemas de columna, sobrecargas o dolores musculares por lo que sería beneficioso que ir a una revisión con el fisioterapeuta o el osteópata. El fisio, además, podrá dar indicaciones para proteger las zonas sensibles de sufrir una lesión.
  3. Cuidar pies y postura. En muchas ocasiones, el costalero olvida que el peso recae sobre las articulaciones y finalizan en los pies, por lo que es fundamental llevar un calzado adecuado, con cámara de aire, para soportar todo el peso. En la medida de lo posible, se recomienda usar un calzado adecuado para evitar lesiones en tobillos, rodillas y pies. Igualmente, es aconsejable estirar la columna manteniéndola lo más recto posible y con la cabeza hacia el frente durante las paradas. Realizar rotaciones de cuello en ese momento para liberar la musculatura.
  4. Alimentación e hidratación. La carga física que experimenta un costalero a lo largo de todas las horas que está debajo de un trono produca una deshidratación importante, lo que provoca la necesidad de mantener una equilibrada hidratación y una necesaria alimentación para reponer los depósitos de energía vaciados. Previamente al día de la estación de penitencia, es necesario realizar un buen programa nutricional con un aumento controlado de hidratos y proteínas. El día de la procesión, durante todo el recorrido, es bueno beber líquido, pero a pequeños sorbos y siempre a temperatura ambiente.

Consejos para el nazareno

  1. Reconocimiento previo y preparación física. Aunque la exigencia física es menor en el nazareno que en el costalero, es conveniente igualmente cerciorarse del estado físico descartar alguna lesión previa en articulaciones que pueda provocar molestias o daños, caso de cargar con estandartes, sudarios, cruces guía.. Los fisios aconsejan, de tal forma, a los cofrades trabajar con antelación, uno o dos meses antes, la resistencia y la coordinación, especialmente las articulaciones, espalda y piernas, para que el trabajo físico sea lo más efectivo posible, y también después de ella, «ya que a veces las molestias o dolencias se producen horas o días después de haber realizado el esfuerzo. De la misma forma, preparar físicamente los pies y la musculatura que vaya a trabajar, y realizar un pequeño calentamiento adecuado antes de que se abran las puertas del templo, ayuda a estar preparado para las horas de estación de penitencia.
  2. Hidratación abundante. Consejos importantes a tener en cuenta durante la procesión, como en el caso de los costaleros, es realizar antes y después ejercicios de estiramientos y movilidad, liberando las articulaciones, hidratarse correctamente bebiendo líquidos de forma continuada, en cantidades pequeñas y a temperatura ambiente. Un dato también importante es una buena alimentación con frutas y verduras frescas y un buen descanso para evitar, desaconsejando llevar el paso en procesiones seguidas.
  3. Dar descanso a los pies. Aunque la exigencia física de un penitente no es la del costalero, sí que es cierto que el primero está siempre en la fila, mientras que el segundo tiene su cuadrilla de refresco, lo que le permite descansar algunas horas. Por eso, los pies del penitente suelen acabar muy doloridos, sobre todo si lleva alguna de las insignias de la hermandad. Después de recoger el paso, los fisios aconsejan quitarse el capirote poco a poco y realizar ejercicios de estiramiento y movilidad articular, además de darse un baño caliente, realizarse un masaje y tiempo de descanso. Por ello, es recomendable no salir en procesiones seguidas, sino dar algún tiempo de descanso a las piernas y, por lo tanto, a los pies. Acudir al fisioterapeuta si hay indicios de lesión o dolor intenso, por supuesto que es la mejor opción.

Con esta serie de consejos, la Semana Santa se hará más llevadera, aunque siempre teniendo conocimiento de que cualquier actividad física no está exenta del riesgos de una lesión.

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