Al son de tambores y cornetas

Vélez Rubio ha amanecido hoy al son de tambores y cornetas. A las seis de la madrugada, antes de que el día pensara aún en despuntar, músicos de las dos bandas de los "esclavos" (como se conoce aquí a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno) han tomado las calles del casco histórico del municipio en su habitual diana floreada, avisando a los vecinos de la llegada del Domingo de Ramos.

Fue un Domingo en el que los velezanos, ávidos ya de procesiones, se han echado a la calle para acompañar a la que pudiera ser la Hermandad más antigua de la provincia. La meteorología ha querido sumarse en esta ocasión al júbilo de la villa y el sol ha lucido a conjunto de las capas amarillas de los nazarenos.

Sobre la una de la tarde salía de la iglesia conventual de la Inmaculada de Vélez Rubio, la talla de la Virgen de la Amargura junto a San Juan y la Verónica, que al ritmo de Costaleros del Amor se perdía por la carrera del Mercado acompañado de la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Tras ellos una amplia representación del pueblo hebreo con palmas y ramos de Olivo (previamente bendecidos), Samaritana, Verónica… han compuesto el cortejo de una figura indispensable en el Domingo de Ramos velezano: la reina de Saba. Como colofón de este desfile procesional, la imagen protagonista indiscutible del día, la borriquita.

El ambiente festivo de la jornada se ha visto interrumpido a la altura de la calle Barón Sacrolirio, donde la Agrupación Musical de la Hermandad ha guardado un minuto de silencio en conmemoración del reciente fallecimiento del que fuera su mayordomo durante más de cuarenta años, Don Manuel Martínez-Carlón Guirao, y padre del actual alcalde de la villa.

Este año, la procesión ha estado organizada por una junta directiva en la que debuta como hermano mayor Diego Conrado García, recientemente elegido para el cargo, que sucede al que lo fuera durante las dos anteriores legislaturas D. Jose Luis González.

Como rasgo característico, destacar la enorme presencia de jóvenes y niños en las filas de esta comitiva procesional, signo inequívoco de la intergeneracionalidad de la Semana Santa velezana, y futuro de sus hermandades.