UD ALMERÍA 0-0 GIRONA FC | El Acta de Vivancos

Regreso al futuro

Los jugadores rojiblancos acabaron exhaustos por el esfuerzo y descontentos con el empate

Los jugadores rojiblancos acabaron exhaustos por el esfuerzo y descontentos con el empate / Javier Alonso (Almería)

Recuerdo aquella película de Michael J. Fox, cuando por arte de magia una máquina trasportaba a las personas al pasado. Algo así fue lo que se pudo vivir en el Power Horse Stadium ante el Girona. Se transportó a la afición a esos buenos tiempos no muy lejanos, aunque no fue la primera vez en esta campaña, porque frente al Betis la UDA también fue como ese equipo que forjó en casa su permanencia en Primera hace un año, pero quien más y quien menos tuvo la duda de que aquella transformación contara con la inestimable ventaja de jugar con uno más desde el minuto 27.

En esta ocasión no, ante el líder y conjunto más goleador de la competición la UDA volvió a sentirse segura sobre el terreno de juego, a presionar y a robar en zonas muy incómodas para el contrario y a generar ocasiones de todos los colores. Sobre todo se podría decir que se jugó con automatismos e ideas claras y siempre había un compañero cerca para socorrer cualquier contratiempo. Como comentó Garitano al término del choque, la guinda del pastel en forma de delantero centro es la pieza que se echa de menos y que suele culminar el buen hacer de los referidos automatismos.

No obstante, la clave principal pudo estar en la posición de un jugador desplazado de su área de acción más recurrente y que posibilitó que el argumento esgrimido se pudiera ejecutar con más facilidad. Édgar volvió a jugar por delante de la zaga, sacando a relucir el eterno debate sobre su posición. Desde estas líneas, cuando el calor apretaba en agosto y septiembre, se recalcó por activa y por pasiva que la posición más conveniente par el zaguero exbético era la de un jugador como Busquets, por poner un ejemplo.

También se apuntó la necesidad de traer a dos centrales antes de que expirara el mercado de fichajes para que el mismo Édgar tuviera más polivalencia, pero al final no se optó por ello. Lo que dejó en claro el choque ante el Girona es que el centro del campo tiene que estar poblado para crear juego con más apoyos y destruir con mayor poderío, una doble arma que se le atragantó al mismísimo Girona que bailó al Barça en Montjuic. Robertone, Lopy, Édgar y los apoyos de Arribas... ¿a que suena mejor esa sintonía en la parcela central?

Partiendo de la base creada, habría que esperar tres cosas: primera, que no caigan más lesionados en el camino. Segunda, que los recién recuperados puedan rendir al máximo en breve y que, por supuesto, no recaigan. Y tercera, que lleguen cuanto antes varios refuerzos gracias a la salidas que se deberían producir. De esa manera, y pese a seguir tan lejos de la permanencia, la afición iría al estadio con una ilusión renovada.

La salvación es poco menos que una utopía, pero Sevilla y Cádiz han caído derrotados en esta jornada, restando un mísero punto con respecto a los puestos de la permanencia. Menos da una piedra, pero cuanto más tarde golpee la realidad de las matemáticas a la UDA, mejor sabor de boca dejará a la parroquia rojiblanca el más que posible descenso. La permanencia, pese a la mejoría que se atisba, a día de hoy sigue sonando a gesta inviable.

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