El Almería nunca caminará solo en busca del ascenso (3-1)

El Almería quería dormir líder el viernes. De hecho, se lo merecía para poner el broche de oro a un gran mes de febrero, después de un enero cargado de calamidades. Los de Rubi cerraron la pasada jornada con una ajustada y trabajada victoria ante el Mirandés y abrían ésta con la intención de pasarle la ansiedad tanto al líder como a los perseguidores.

A estas alturas de la temporada cuesta sacar cada punto. Lo sabían los rojiblancos, que a priori se enfrentaban a un rival cómodo, el antepenúltimo de la tabla. También lo sabían los rivales, que iban a notar la presión si los de Rubi eran capaces de sumar su cuarta victoria consecutiva. Y por supuesto lo sabía la afición que tiene una pintaza de Primera División como nunca antes. El Mediterráneo parece Anfield, el Almería se está acostumbrando a no caminar solo. Ni el fuerte viento ni el tiempo desapacible de estos días, donde la lluvia sigue brillando por su ausencia, impidió un ambiente de lujo.

El partido comenzó con mucha intensidad, con un Almería muy vertical, montando ataques con cierta facilidad. Ramazani la tuvo a los 5 minutos, pero se quedó sin ángulo tras regatear al meta Marro. Lástima que no viera el pase fácil, o no quisiera verlo, porque Sadiq entraba solo por el centro. Estaba muy bien Arnau entre líneas, surtiendo de balones a los de arriba, colocándose en zona que estaba haciendo daño a los madrileños. Pero los azulones también habían salido bien, arriba tenían buenos jugadores y lo estaban demostrando.

Dos goles seguidos

El paso de los minutos, como ante el Mirandés, parecía que se le iban atragantando al equipo de Rubi. Parecía que el Almería se espesaba, empezaba a conceder ataques con facilidad, hacía falta el latigazo de Sadiq, que llegó a los 33 minutos. El nigeriano luchó por un balón junto a la banda, le ganó la partida a Pulido y le puso un caramelo a Arnau para que rematara. Ahora sí, solidario y luchador Sadiq y matador el catalán. Papeles invertidos para el 1-0.

Poco iba a durarle la alegría a los rojiblancos. Apenas cinco minutos, mal síntoma. El Fuenla estaba llegando con cierta facilidad y Pedro León hizo sangre por la derecha. El murciano penetró y puso un magnífico balón a Bouldini, demasiado solo en el punto de penalti. Martos, que había sustituido al lesionado Carriço, no llegó. 1-1 y lo que es peor, un Almería incómodo atrás.

Pozo al campo tras el descanso, un Ramazani descentrado, fuera. Quería Rubi más profunidad, obligar al rival a dar un paso atrás. Poco cambio en el juego. Sousa también al césped. Ahora sí encajonaba el Almería al Fuenla, pero con poca claridad en ataque. Los rojiblancos se lanzaron a por los puntos e iban a correr el peligro de comerse alguna contra.

Cambio de papeles para el 2-1

El Fuenla defendía con orden y rigidez, ni con toda la carne en el asador encontraban los indálicos la portería de Marro, aunque ahora el campo se había inclinado hacia el fondo norte. Como de jugada no se podía, el Almería tiró de recursos. Falta botada por Arnau y cabezazo de Sadiq. Suspense por estar en posición milimétrica para que el 2-1 subiera al marcador.

El Mediterráneo ya se veía ganador. Quedaban 20 minutos para sufrir, pero el Almería se había crecido. Sadiq había tenido la sentencia, que iba a llegar después de una obra maestra en ataque. Protagonistas: Sadiq, Portillo, Arnau y Sousa. Profundidad, calidad, asistencias y remate. Golazo para que la fiesta fuera completa, para que la afición animara, botara, cantara y disfrutara con el liderato. ¿Qué pasará el resto del fin de semana? Mientras que el Almería siga así, no hay que tener miedo.