“Aquí es donde nacen los hogares que se sienten, abrazan y narran historias”

Hay casas bonitas… y luego están los hogares que te abrazan. Eugenia y Antonio llevan 23 años ayudando a los almerienses a crearlos. Asegura que esta época del año, la Navidad, es una de las más bonitas, porque la decoración ayuda mucho a tener los escaparates llamativos. Pero no hay época del año en la que en Textura o en Natural Home no llamen la atención los rincones y expositores organizados por manos expertas. Profesionalidad, mimo, buen gusto y, sobre todo, cercanía a la hora de aconsejar es lo que el cliente encuentra cuando traspasa la puerta de estas tiendas ubicadas cerca de la Rambla.

Pregunta.– Veintitrés años dedicada al mundo del hogar. ¿Qué te hizo empezar y qué te hace seguir?

Respuesta.–Siempre he creído que un hogar puede cambiar cómo nos sentimos. Mi pasión por las texturas, los colores y los detalles se convirtió en mi forma de acompañar a las personas. Así empecé. Y sigo porque todavía me emociono cuando un cliente me dice: “Qué bien se está ahora en casa”. Esa sensación… no se pierde nunca.

P.– Dicen que tu trato es como el de una amiga que te aconseja. ¿Esa cercanía es tu estandarte?

R.–Sí. Porque decorar no es elegir productos, es entender vidas. Me gusta escuchar cómo vive cada familia, qué necesitan, qué les hace sentir en casa. Aconsejo como lo haría para mi propio hogar. Cuando hay cariño en el proceso, el resultado se nota. Y se siente.

Eugenia Pérez y Antonio Gutiérrez: “Decorar es darle alma a un espacio; no busco vender más sino acertar y que la gente vuelva”

P.–Tu negocio es muy completo: cocina, baño, salón, dormitorio… ¿Cómo llegaste a ser tan versátil en este sector?

R.–De forma natural. Empecé con el textil hogar, pero mis clientes confiaban tanto en mí que me pedían ayuda para otros espacios. Así fui incorporando lámparas, papel pintado, decoración, muebles auxiliares… Hoy puedo acompañarles en toda la casa, desde cortinas hasta un salón completo y crear un hilo conductor de armonía, calidez y personalidad en cada rincón.

P.– ¿Qué parte disfrutas más en el proceso de transformar un hogar?

R.–El momento en el que los clientes se imaginan viviendo allí. Cuando empiezan a sonreír y dicen: “Esto sí me representa”. Me encanta ver cómo un dormitorio cambia la forma de empezar el día o cómo un salón renovado invita a compartir más en familia. La decoración es emoción hecha espacio.

P.–¿Qué hace especial tu forma de trabajar?

R.–La honestidad y la experiencia. Llevo muchos años viendo cómo se comportan los tejidos, qué materiales funcionan de verdad, qué colores acompañan y cuáles cansan. Y, sobre todo, cuido muchísimo el detalle: escuchar, orientar, comparar, imaginar… no busco vender más, sino acertar siempre. Cuando aciertas, la gente vuelve. Y confía.

P.–Tu filosofía de decoración en una frase…

R.–“Un hogar debe sentirse”. Busco crear espacios que abracen, que inviten a quedarse, que cuenten la historia de quienes lo viven. Decorar es darle alma a un lugar.

P.–Después de tanto camino, ¿qué sueñas para el futuro?

R.–Seguir creciendo sin perder lo que más valoro: el trato humano. Quiero continuar ofreciendo soluciones bonitas, prácticas y pensadas con cariño. Mi sueño es simple: que quien entre en mi tienda piense “Aquí me entienden”. Y que quien confíe en mí, vuelva siempre a casa sintiéndose bien.