La Navidad en Almería se saborea
Los productos de la tierra son embajadores en las mesas de los hogares y restaurantes de la provincia, pero también, y cada vez más, en las celebraciones familiares de todo el país
La calidad se sirve en el Mercado Central de la capital
Los primeros destellos de luz navideña hacen brillar desde primeros del mes de diciembre las calles de la ciudad de Almería y del resto de la provincia. Y no solo por los adornos, luces y y belenes. La gastronomía local es la que con sus aromas intensos y sus productos artesanos, invita a emocionarse y a reunirse alrededor de la mesa en estas fechas tan entrañables.
Desde el corazón de la capital hasta los pueblos del interior, la Pascua se siente y se palpa en el ambiente. No hay nada más que pasear por cualquier calle para adentrarse en un entorno donde se fusionan magia, tradiciones, olores, sabores y música que alegra hasta a los más escépticos.
Así, la Navidad almeriense regresa cada año a las cocinas familiares, a los mercados y a los restaurantes para poner el broche de oro a los momentos más importantes del año. Todo, con el propósito de agasajar a los seres más queridos, a los invitados y a los clientes que buscan darle gusto al paladar con sabores exquisitos que cuentan historias y que evocan paz y armonía.
Desde guisos que aprovechan la riqueza gastronómica de la que presume esta tierra, a platos elaborados con carnes y pescados de kilómetro cero, hasta aperitivos y entrantes que también hacen alarde de productos y de excelencia, conforman los menús que hablan de una provincia que se reinventa sin olvidar su esencia. En cafeterías, pastelerías y locales de restauración ofrecen propuestas que tampoco dejan indiferente a nadie. Dulces de toda la vida como los mantecados de almendra, los turrones, suspiros, roscones, panetones, chocolates y hojaldres con rellenos variados, hasta llamativas tapas festivas elaboradas con ingredientes siempre de proximidad.
No cabe duda de que la gastronomía de Almería se saborea y se convierte en una narradora más cada Navidad. Alimenta y transfiere recuerdos y afectos. Cada plato y cada producto lleva consigo historias de campo, mar y mesa compartida. Por eso en los puestos del Mercado Central en estos días se exhiben lo mejor de cada lugar. Es el caso del puesto de Juan Francisco Martín, el 18 de la primera planta, donde las frutas y hortalizas atrapan con sus colores y frescura. Llaman la atención las patatas ojo de perdiz, la fresa de Almería y los tomates Raf que son en estos días dos de los productos estrella como señala Juan Francisco. “Los almerienses sobre todo vienen buscando las mejores piezas para ensaladas y guarniciones, sobre todo producto local y de temporada. En Almería tenemos clientes muy fieles y tenemos que darles las gracias porque ellos son los que nos han mantenido siempre en este puesto. El centro de Almería demanda mucha calidad y por lo general todos se dejan asesorar. Todos confían mucho en nosotros”, destaca.
En esto también coincide Manuel Fernández, gerente desde hace 36 años de la carnicería La Cueva, en el puesto 16 de la primera planta del Mercado. granaíno de nacimiento y almeriense por condición, asegura que “los almerienses comen muy bien, comen calidad. En Granada hay mucho señorío pero aquí se come mucho mejor y lo digo con conocimiento de causa. Por darte algunas pinceladas, te diría que para Nochebuena la gente suele pedir más lo tradicional: rollos de ternera, lechazos o paletillas. Y para Fin de Año el chuletón de buey, la rubia gallega o wagyú. Nosotros lo que ofrecemos es carne premium, de lo bueno lo mejor”, explica mientras corta filetes de entrecot de ternera de la mejor calidad. En esta carnicería el trasiego de clientes no para ni para la carne ni para la charcutería. Pero es la sección del jamón la que más adeptos tiene. Ángel Fernández no suelta el cuchillo en todo el día. Ocho horas, mínimo, dedicado a vender jamones por piezas o loncheados, y con aumento de cantidades según se acercan los días festivos.
La pescadería de Francisco Tijeras, en el sótano del Mercado Central y en la parada número 15 y 16, es sin duda el templo del marisco, del pescado más fresco y de calidad. Su mesa cada mañana es un auténtico espectáculo y así lo definen turistas, clientes e incluso los propios compañeros de profesión. “En mi pescadería no va a faltar la gamba roja, aunque este año escasea al igual que la cigala. Lo que sí está viniendo es mucha gamba blanca. Género hay pero es cierto que los precios no van acorde con la demanda. Estamos con la agenda llena de encargos para los días más importantes, sobre todo para particulares. Me levanto a las dos de la mañana para tenerlo todo preparado y que los clientes queden satisfechos. Es el objetivo”.
Los comerciantes de este emblemático mercado de Almería dan buena cuenta de que en las casas almerienses, la Navidad no empieza con los villancicos, sino con los preparativos de esas recetas heredadas que se elaboran en muchos casos con ingredientes humildes, pero llenos de historia.
La costa aporta su propio lenguaje. En Nochebuena y en Navidad, el pescado y el marisco se abren paso en las mesas: gallo pedro, rape y gamba roja. Productos sencillos, casi desnudos, porque en Almería el sabor no necesita disfraz. Un buen caldo de pescado de rape al caer la noche, se convierte en excusa para alargar las sobremesas. “La Navidad almeriense no entiende de excesos, sino de calidad”, como aseguran quienes manejan el producto y tratan con los clientes.
En los pueblos del interior, el aire huele a matanza. Los roscos fritos se apilan en bandejas, mientras el anís y la ralladura de limón perfuman la cocina. No hay prisa, pues en esta época se guisa despacio, como es tradición. Los mantecados y polvorones compiten en fragilidad deshaciéndose entre los dedos antes de llegar a la boca.
La provincia en su conjunto se transforma en estos días en un escaparate de sabores para los ciudadanos que viven aquí durante el año y se sirven de su despensa, y para los turistas que deciden viajar y adentrarse en espacios como el Mercado Central, que ofrecen la posibilidad de conocer productos embajadores del territorio: aceites de la Sierra de los Filabres, vinos de la Alpujarra, quesos artesanos, embutidos, conservas, miel, dulces, frutas y hortalizas..., resumen la riqueza gastronómica de la provincia.
Temas relacionados
No hay comentarios