Diferentes idiomas y culturas se mezclan a orillas del mar
Una gran cantidad de puestos ambulantes ocupan durante los meses de verano el paseo marítimo de Aguadulce, aprovechando la gran afluencia de turistas
Durante el invierno, el paseo marítimo de Aguadulce es el lugar idóneo para relajarse oyendo el ruido del mar de fondo. Pero con la llegada del verano y los turistas, se convierte en un hervidero de gente y de vendedores ambulantes, que ofrecen sus productos a los visitantes. Españoles, árabes, africanos, húngaros y sudamericanos se mezclan entre los collares, pulseras y artesanías de cada puesto. Una mezcla de culturas e idiomas que convierten Aguadulce, en estas fechas, en una torre de Babel del siglo XXI.
En medio del ir y venir de personas, un grupo de mujeres, ataviadas con los trajes típicos de su país, se dedican a elaborar trenzas de hilo y cuero para el pelo. Un servicio de peluquería en medio de la calle por tan sólo cinco euros, mientras disfrutas del ambiente estival que se respira en el paseo.
Iván García lleva seis años vendiendo en las inmediaciones del puerto deportivo de la localidad. En su puesto, uno de los más grandes y más variados de todos los que hay, se puede encontrar de todo, desde los típicos pendientes y pulseras de cuero, hasta chapas, pareos o pañuelos para el cuello. Afirma que "cuando más se vende es los fines de semana, aunque con la prohibición del botellón se ha perdido mucha venta". A pesar de todo, no ha notado mucho la crisis, ya que la gente sigue comprando, "aunque no tanto como antes".
Una opinión parecida es la de Abdelam Mafnoune, un marroquí que vende los collares que hace con piedras, conchas y corales. Además de estas preciosas piezas, dignas de estar expuestas en los estantes de una joyería, vende productos típicos de su país, como tabaco o pendientes. Otras piezas singulares son los abanicos que pintan a mano dos mujeres, en un puesto muy próximo al de Abdelam, y que ofrecen junto con broches de fieltro y celosías.
Pero no todo lo que se ofrece son artesanías, ya que también se puede ver una bonita muestra de óleos pintados sobre lienzo. Las manos que se han encargado de crear estos cuadros han sido las de Zsuzsa Köhalmi, una estudiante húngara que ha venido hasta Aguadulce para pasar las vacaciones y vender sus obras, junto a sus inseparables amigos.
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