Guerra de Ucrania

De Leópolis (Ucrania) a Almería gracias a la esgrima

Lyubasha Kyleshko (i) y Astrid Ferrando (d), en la Rambla de Almería, cerca de la casa que ambas comparten. Lyubasha Kyleshko (i) y Astrid Ferrando (d), en la Rambla de Almería, cerca de la casa que ambas comparten.

Lyubasha Kyleshko (i) y Astrid Ferrando (d), en la Rambla de Almería, cerca de la casa que ambas comparten. / Rafael González

Escrito por

· Pablo Laynez

Redactor

Es difícil comenzar una historia así, que terriblemente está manchada de sangre por culpa de Putin. Se hace más complicado cuando uno, sin saberlo, estuvo involucrado indirectamente, sencillamente como periodista, en un Campus de Tecnificación de Esgrima que, de momento, ha salvado una vida. Muchos ingredientes para un buen reportaje, que hay que lavar, cortar, pelar, cocinar y servir. Lo mejor es ponernos en antecedentes.

Astrid Ferrando, presidenta de la Federación Andaluza de Esgrima, es el vivo ejemplo de una persona entregada a los demás, que retrasa los usos horarios si hace falta para sacar tiempo de donde no lo tiene para que su deporte sea algo más que un breve en la información deportiva. “Este año vienen los mejores, ven a hacer un reportaje”. Algo así me llegaría al teléfono móvil, todavía en mensaje de texto, puesto que en esos años el guasap todavía no nos había invadido. Moto y a El Toyo con la cámara de fotos y la libreta.

Tiradores de casi toda Europa, una Europa sin conflicto bélico de por medio, entrenaban con el florete, la espada y el sable a escasos cien metros del mar. Idílico para ellos. De hecho, más de un deportista tenía que ponerse el mono con sumo cuidado, puesto que se habían quemado de las horas de descanso en la playa y la piscina. Alguno de ellos llevaban impreso en su casco una bandera celeste y amarilla, la misma que hoy trata de humillar el ejército ruso: la ucraniana.

Leópolis, ciudad de origen de Lyubasha, con el humo de las primeras explosiones sobre la ciudad. Leópolis, ciudad de origen de Lyubasha, con el humo de las primeras explosiones sobre la ciudad.

Leópolis, ciudad de origen de Lyubasha, con el humo de las primeras explosiones sobre la ciudad. / Efe

Puesto de acceso fronterizo a la ciudad, Puesto de acceso fronterizo a la ciudad,

Puesto de acceso fronterizo a la ciudad, / Efe

Ciudadanos ucranianos, en los refugios de Leópolis. Ciudadanos ucranianos, en los refugios de Leópolis.

Ciudadanos ucranianos, en los refugios de Leópolis. / Efe

Sin más, unas dobles páginas de foteo para quitarse uno de encima del mochuelo que le había encasquetado Astrid. Craso error. Esos deportistas hoy son héroes en su tierra. Quizás no todos estén en su tierra sometidos a asedio, quizás colgaron la espada y se fueron a estudiar a Londres, París o Madrid. Pero hay uno que allí sigue, que estuvo en aquellas primaveras almerienses y que tenía el móvil de Astrid guardado en su agenda. Por motivos de seguridad, su nombre se va a conservar en el anonimato, pues fue el encargado de buscarle un refugio a la principal protagonista de esta historia: Lyubasha Kyleshko.

“Me escribió un mensaje y me dijo que necesitaba una casa para que se alojara una ucraniana. Sin conocerla, sin saber quién era, le dije que sí”, recuerda Astrid todavía conmovida por el berenjenal en el que se metió. La presidenta de la Federación Andaluza de Esgrima le pidió una foto a su contacto y se marchó al aeropuerto de Málaga, donde llegaba tras varios transbordos internacionales Lyubasha. Ella tampoco conocía a Astrid, así que como en las películas: cartel en la puerta de salida y a esperar. Con una simple maleta y con la retina cargada de imágenes inenarrables, la ucraniana apareció. Abrazo y llanto, Lyubasha necesitaba ayuda psicológica y Astrid, que trabaja en el sector, la puso en manos del doctor Antonio Segura.

Era marzo, principios de la guerra. Lyubasha era (y sigue siendo) una prestigiosa diseñadora de ropa en Leópolis, su ciudad natal. De hecho, esta considerada como una de las cien personas más influyentes, además de tener una fuerza de voluntad y una garra a prueba de bombas. Y eso lo han comprobado los mercenarios rusos, que intentaron en vano darle caza.

Libro ‘Cien personas destacadas modernas de Leopolis’, donde aparece Yubasha Libro ‘Cien personas destacadas modernas de Leopolis’, donde aparece Yubasha

Libro ‘Cien personas destacadas modernas de Leopolis’, donde aparece Yubasha

Primero cruzó la frontera hacia Polonia, donde colaboró con la organización Territorio de Mujeres para ayudar a sus compatriotas. Posteriormente fue cuando surgió la vía española, la esgrima hizo posible lo inimaginable. Lyubasha tenía claro que no quería dar pena ni aprovecharse de la infinita bondad de Astrid, su intención era la de trabajar y ayudar a su familia, que sigue en Leópolis.

Lo primero que hizo fue arreglar sus papeles [es la primera refugiada legal en Almería] y darse de alta como autónoma. Ganas de emprender no le faltan. En la maleta que traía en el avión el día de la llegada, no iba una tablet, un set de maquillaje o tres pulseras de oro. Venía cargada de sus últimos diseños, de las colecciones que le había dado tiempo a salvar para poder mostrarle a las empresas almerienses para que le dieran una oportunidad de trabajo.

“Quiero trabajar en el mundo de la moda desde Almería, ganar mi propio dinero y poder ayudar a mi país”, dice la ucraniana en un correcto inglés, ayudada en algún momento por el traductor de Google: “Voy a mostrar a través de mis diseños la cultura y la fuerza de la mujer ucraniana”, expresa con seguridad, con convicción. Como buena mujer del este, su rostro es serio, su rictus no evidencia la tristeza que a todos nos invade ante tal injusticia bélica. Y eso que en su ciudad ya no pueden ni meterse en los refugios, que están destrozados e insalubres.

Además de trabajar, cuidar del hogar, comprar y llevar al día su Federación, Astrid sigue sacando tiempo [¿cómo?, es un misterio para la humanidad] para buscar la oportunidad que Lyubasha ansía. “Hemos hablado con Andalucía Emprende, a través de la Junta de Andalucía. También les estamos muy agradecidos a la Fundación J. González y Susana Lirola, que le van a ofrecer sus espacios para crear” y poder así desarrollar su marca en España y darla a conocer a través de su página web, redes sociales...

Lyubasha escucha, puede entender la conversación, es en inglés casi íntegra. Pero su mente está en emprender, en empezar a trabajar, en demostrar su talento. Y, por supuesto, en Ucrania.

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