Toros

Paso adelante del torero almeriense José Cabrera en Andorra y Alcañiz

José Cabrera, toreando en Andorra.

José Cabrera, toreando en Andorra.

El torero almeriense José Cabrera tuvo doble faena el pasado fin de semana en Aragón. En primer lugar, estuvo en Andorra, en la Corrida de las Monjas que le sirvió mucho para seguir creciendo en el albero. Al día siguiente se trasladó a Alcañiz para participar en los festejos de las fiestas patronales.

En el municipio aragonés de Andorra (no confundir con el país vecino), Cabrera primero no tuvo opciones en su primero de la tarde. Toro reservón que se venía por dentro, pero aún así el diestro anduvo listo con una lidia sobre los pies. Mató con la eficacia habitual en él. El segundo toro del almeriense fue muy exigente, pedía distancia y mando, pero tenía trasmisión. José estuvo muy firme, obligándole. Arrancó doblándose con él en las tablas, sacándolo poco a poco hacia los medios.

Con tiempo y temple fue metiéndole en el cesto, momento en el cual se pasó la muleta a la mano izquierda, endosándole dos series que llegaron con fuerza a los tendidos. Mató de una estocada entera en todo lo alto y se le concedieron las dos orejas.

Ya en AlcañizJosé Cabrera se topó con un lote complicado, pues su primero siempre se violentaba mucho a final de cada muletazo, y con el sexto de la tarde tuvo que poner el almeriense toda la entrega, pues el animal se rajó enseguida y se fue a querencia. Demostró Cabrera que quiere estar con los grandes, y que tiene las armas para pelear en la batalla del escalafón, pues cuajó una tarde de mucha firmeza y entrega, según refleja en la crónica el portal Burladero.

El almeriense, con las dos orejas cortadas en Alcañiz. El almeriense, con las dos orejas cortadas en Alcañiz.

El almeriense, con las dos orejas cortadas en Alcañiz.

En tierras aragonesas, el almeriense iba a lograr otras dos orejas. En su primero demostró actitud y compromiso, el toro de Castillejo fue complicado, con evites hacia los adentros, y el pinchazo la estocada no terminaron de hacerle merecedor de premio. El segundo fue distinto, aunque el animal no acompaña. Toda la faena tuvo que hacerla en los toriles, demostrando mucha disposición y ganas de triunfar. Mató de una gran estocada, lo que le valió cortar el domingo también dos orejas. 

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