Al pene dibujado en las canteras califales de Almería le acompaña ya una vagina
Los vándalos han vuelto al enclave declarado Bien de Interés Cultural para terminar su 'obra de arte'
Hace un par de semanas, los vecinos del barrio de Pescadería-La Chanca denunciaban que alguien, un vándalo (dos, tres cuatro...) habían dibujado un pene en las canteras califales de la capital. Probablemente, uno de los enclaves con más encanto histórico de la ciudad, pues sus piedras dieron vida al monumento por excelencia de la provincia, la Alcazaba y a otros tantos más.
Pero la cosa no se ha quedado ahí. Los vándalos han vuelto. No han querido dejar solo al miembro viril y le han dibujado su eterno acompañante, una vagina. Una guarrería, no en el sentido sexual pero sí en el estético que ha manchado lo que hace apenas meses era declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía tras realizarsele un examen exaustivo.
Las canteras califales se extienden a extramuros de la ciudad de Almería sobre una superficie de más de 170.000 metros cuadrados, que incluyen 27 frentes de canteras y 14 canteras-cueva. Situadas en las estribaciones sudorientales de la Sierra de Gádor, están formadas por rocas calcáreas de las que se obtenían sillería, columnas, suelos y piedras para mampostería y caminos, entre otros usos.
Los materiales de las canteras históricas se usaron en los edificios y las obras civiles más relevantes de la capital: la Alcazaba, la mezquita aljama (actual Iglesia de San Juan), las murallas, las desaparecidas atarazanas, la Catedral, el Hospital Provincial, el Ingenio, el puerto, la estación de ferrocarril, el mercado, el cementerio, así como en iglesias y conventos y en palacios y casas particulares.
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