Elecciones Autonómicas

Los grandes pueblos sustentan la única victoria del PP en la región

  • Los populares pierden más de 36.000 votos y bajan a cinco escaños. El PSOE se deja otros 5.000 pero sube uno. Podemos y Ciudadanos debutan con un parlamentario.

El efecto Arenas se diluye en la provincia, mientras que el nuevo tiempo de Susana Díaz no acaba de arrancar. Si bien Almería es la única circunscripción andaluza en la que los populares logran la victoria, el viento del cambio que el tetracandidato de Olvera hizo soplar años atrás ha comenzado a amainar. El PP se ha dejado más de 36.000 votos en la provincia en relación a las autonómicas de 2012 y sus cinco escaños actuales -dos menos- se sustentan en las grandes ciudades en las que aún son el partido mayoritario. Vera, Níjar, El Ejido y Adra, entre otros, han estado por encima del 40% de los sufragios, mientras que en la capital y Roquetas también se repite el triunfo, aunque con un serio retroceso en papeletas que de extrapolar el resultado y hacer cábalas enciende las alarmas de la familia popular de cara a las próximas municipales.

Entre los grandes pueblos que han respaldado a los socialistas figuran Cuevas del Almanzora, Macael, Gádor, Huércal y Albox, bastiones de un desenlace en el recuento por el que consiguen un parlamentario más. El PSOE ha subido de cuatro a cinco, si bien también reculan en más de 5.000 votos con respecto a los comicios anteriores. Eso sí, logran frenar la hegemonía de los populares después de derrotas aplastantes en las últimas citas con las urnas. El cambio de tendencia para los dos grandes partidos, que ayer aportaban cada uno sus motivos para proclamarse vencedores, es tan evidente como la irrupción de los minoritarios Ciudadanos y Podemos, tal y como vaticinaban las encuestas. La candidatura de Lucía Ayala logra un escaño en el Parlamento de Andalucía con un 10,93% de los votos, mientras que la lista que encabezó Marta Bosquet también debutará en la representación almeriense en el plenario del antiguo hospital de las Cinco Llagas con un 9,38% de los sufragios. Entran con fuerza en el mapa político almeriense, fruto del magma de indignación y desesperanza hacia los partidos tradicionales en la provincia y lo han hecho en detrimento de IU y UPyD. Izquierda Unida ha sido la gran perjudicada del incremento de un diputado autonómico que ha conseguido el PSOE y del que estrena Podemos, al quedarse sin la representación en Sevilla que venía ostentando su candidata Rosalía Martín. Han pasado de los casi 19.000 votos de hace ya cuatro años a los 11.283 de ayer, y del 7 al 4,1% de respaldo, cifras para reflexionar porque la caída podría ser aún mayor dentro de un par de meses en las elecciones municipales.

La participación fue más alta que en citas anteriores y el guión previsto se mantuvo. De hecho, pese al retroceso en votos, el PP de Almería ha superado por poco el respaldo en las urnas que tuvo en las europeas del pasado año, cifras por las que no se puede ni debe plantear un fin de ciclo que tendrá que testarse en mayo. Sin producirse el terremoto electoral que algunos pronosticaban para los nuevos partidos, ha quedado testimonio de que en la provincia está latente una fuerte pulsión del cambio. Entre PP y PSOE son más de 42.000 los votos que se han quedado en el camino con respeto a las autonómicas del 25 de marzo de 2012, retroceso que ha igualado y mucho la batalla electoral de la provincia. Para los socialistas recuperar el escaño es un bálsamo pese a sumar ayer una nueva derrota en las urnas de la provincia y para el PP esta nueva victoria es agridulce como ya ocurriera hace poco más de tres años porque resultó estéril al quedarse Javier Arenas fuera de San Telmo. Almería sigue siendo la única provincia en la que gana el PP, pero el decorado cambia por completo y a partir de ahora el voto será más disputado que nunca. En la capital, por ejemplo, estas andaluzas han servido para generar ciertas dudas sobre la continuidad de una mayoría absoluta que los populares ya daban casi por hecha al tiempo que refuerza a alcaldes como el de Níjar y El Ejido.

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