Los narcos ganan ventaja: la Guardia Civil denuncia desbordamiento operativo en Almería
IGC reclama medios ante una narcoindustria cada vez más sofisticada que combina drogas, gasolina y tráfico de personas
Narcolanchas, petacas y nudistas en la costa de Vera
La asociación profesional Independientes de la Guardia Civil (IGC) ha lanzado un nuevo y contundente aviso: mientras la llamada narcoindustria despliega medios millonarios en las costas del sur, los agentes que combaten estas redes en provincias como Almería, Cádiz o Granada siguen desbordados, mal dotados y sin respaldo suficiente.
“No es una lucha justa. Jugamos en ligas muy distintas”, denuncia Daniel Fernández, portavoz nacional y vicepresidente de IGC, que acusa al Ministerio del Interior de ofrecer un discurso “autocomplaciente” sobre avances en la lucha contra el narcotráfico, que no se corresponde con lo que ocurre cada día sobre el terreno.
El último episodio que ha puesto en alerta a esta asociación profesional se produjo este martes, 29 de julio, en la localidad almeriense de Vera. Allí, agentes de la Guardia Civil localizaron una embarcación auxiliar de las conocidas como petaqueras, fabricada de forma clandestina, equipada con dos potentes motores de alta gama y cargada con 48 garrafas de gasolina, lista para el repostaje en alta mar de otras lanchas rápidas utilizadas para el transporte de droga o personas.
Lo más llamativo no fue su contenido, sino su valor: más de 150.000 euros, según estima IGC. “El abandono de una embarcación así refleja hasta qué punto les sobra el dinero y les faltan frenos”, afirma Fernández, que ve en esta escena el retrato de una desigualdad material abismal entre los medios del narcotráfico y los de los cuerpos policiales que lo combaten.
La gasolina del crimen organizado
IGC pone el foco en un fenómeno creciente: la ampliación de las líneas de negocio del crimen organizado. A la introducción de hachís o cocaína se suma ahora el tráfico irregular de personas, en muchos casos más rentable que el de estupefacientes.
“Se detectan cada vez más embarcaciones que trasladan inmigrantes desde aguas internacionales hasta las costas andaluzas, cobrando entre 3.000 y 5.000 euros por persona”, explica Fernández. “Cada viaje puede generar en torno a 45.000 euros. Es una rentabilidad brutal para mafias sin escrúpulos que operan con absoluta impunidad”, añade.
Almería, por su ubicación y extensión de litoral, figura como uno de los enclaves neurálgicos, junto al Campo de Gibraltar o la costa granadina. Según IGC, “las mafias dominan los tiempos y adaptan sus métodos con rapidez”, mientras que las unidades del Instituto Armado “carecen de medios tecnológicos, humanos y materiales adecuados para dar respuesta a una criminalidad que muta y se refuerza”.
“No pedimos igualdad, pedimos ventaja”
La asociación no se conforma con exigir una dotación similar a la que manejan los narcos. “Si queremos recuperar el control del territorio, necesitamos ventaja tecnológica, personal especializado, inteligencia operativa y un respaldo político firme”, sostiene su portavoz.
Desde IGC lamentan que, pese a los discursos públicos sobre éxito en la lucha antidroga, el trabajo diario recaiga “en el esfuerzo y el compromiso individual de los agentes, que no pueden seguir haciendo milagros sin apoyo”. Fernández recalca que “cada intervención se vive como una operación de alto riesgo, muchas veces sin medios ni refuerzos”.
La trastienda del servicio público
Independientes de la Guardia Civil (IGC), surgida en 2008 como alternativa a otros modelos sindicales, defiende una mejora integral de las condiciones laborales del cuerpo, con especial hincapié en la equiparación retributiva con otros cuerpos policiales y en la modernización estructural del servicio.
“Al final, estamos pidiendo lo básico: poder hacer bien nuestro trabajo y volver a casa con seguridad”, resume Fernández. “Es muy difícil contener el avance de un crimen organizado que mueve millones si tú estás pendiente de si tu coche patrulla tiene combustible, si tu chaleco antibalas está caducado o si tienes que cubrir cuatro turnos seguidos por falta de personal”.
La asociación advierte de que, sin cambios estructurales, la balanza seguirá inclinándose a favor de quienes trafican con drogas, gasolina o personas. Y que, mientras tanto, “la presión y el desgaste recaen siempre sobre los mismos: los guardias civiles que patrullan nuestras costas”.
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