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Un pueblo que abraza Sierra Nevada y que presume de vivir a otro ritmo

la ruta de los 102 | abrucena

Enclavado en el Parqrue Natural, Abrucena ha hecho de su ubicación un modo de vida potenciando el turismo y el desarrollo sostenible Cuenta con un dilatado pasado histórico

Abrucena luce imponente en la comarca del Nacimiento con los molinos de viento al fondo del valle.
Norberto López

27 de abril 2014 - 05:01

Abrucena es un pequeño municipio situado al oeste de la provincia, en el corredor existente entre la Sierra de Baza y Sierra Nevada y que comunica con el Marquesado de Zenete, en la provincia de Granada. Está incluido en el Parque Natural de Sierra Nevada, uno de los paraísos naturales de la comunidad, por su riqueza paisajística, botánica, faunística y antropológica. Todo un reclamo turístico que le confiere a esta localidad que cuenta con 1.299 vecinos, según el último dato ofrecido por el Instituto Nacional de Estadística, presumir de estar asentada en un lugar privilegiado sobre el que desarrollarse.

Y es que, situada al pie de la sierra, mirando al llano, ofrece la imagen propia de los pueblos de origen morisco, con las calles estrechas y sinuosas con casas encaladas construidas en terraza, sin tejado. Sus orígenes se remontan al Neolítico pues se han encontrado restos de cerámica en la zona denominada del Castillejo.

En la época de los musulmanes fue llamada Laurisana, más tarde Lauricena. Su huella aún perdura en su urbanismo. Se encontraba en una zona fronteriza entre la cora de Peyyina y la cora de Elvira, siendo además lugar de paso entre Granada y Almería.

Como en otras zonas del antiguo Reino de Granada, a mediados del siglo XVI tendría lugar la rebelión morisca. En Abrucena dirigió la represión contra los moriscos el Marqués de los Vélez. Tras la expulsión de los moriscos en el 1570, fue repoblada con gentes procedentes en su mayoría de Andalucía Occidental.

El comercio de las zonas forestales favorecerá la expansión en el siglo XVIII. Se abastecían de madera las atarazanas de Sevilla y Almería. Este auge económico propiciará el deslinde del municipio. Su economía basada en la agricultura seguirá durante todo el siglo XIX y XX.

Dentro de su folklore sobresale el fandango robao, las coplas de faena y la antigua tradición de las Ánimas y de sus fiestas. También destaca su popular festividad de Los Quintos. Hasta la entrada en vigor de la ley que dejaba exento a los jóvenes de realizar el servicio militar obligatorio, los jóvenes que eran llamados a filas, antes de irse a hacer el servicio militar, celebraban una pequeña fiesta en la que mataban un carnero. Esta festividad suele tener lugar la semana anterior al día de San José. Con la nueva ley en vigor, esta festividad ha evolucionado pasando de un día a una semana. Actualmente los jóvenes que cumplen la mayoría de edad en el año, se reúnen, sacan una pequeña vaca por las calles del pueblo, a la cual matarán en la tarde del sábado. Seguidamente celebran una fiesta con orquesta en el salón social en la que recaudan el dinero que han invertido en la vaca, los cohetes y los trajes. La vestimenta de los llamados quintos consta de un chaleco negro sobre una camisa blanca, una boina con lazos de colores, pantalón negro y una bota de vino.

Abrucena es un municipio que ha sabido capear los efectos más radicales de la crisis económica por tener un crecimiento moderado, pero sostenido y sobre unas bases estables y fiables. El pueblo está preparado para abundar en la explotación de productos agrarios y la manufactura industrial alimentaria. Unas potencialidades que le llevan en estos momentos a dirimir una encrucijada en la encontrar el equilibrio adecuado entre la conservación del medio natural y el crecimiento económico con más empleo. Todo ello con el objetivo de provocar una sinergia de más inversiones y el crecimiento de la natalidad actualmente estancada y que, en cierta medida, preocupa a los responsables municipales.

Su alcalde, Juan Manuel Salmerón, define a sus paisanos como "personas que disfrutan de un hábitat privilegiado y, por tanto, se muestran agradecidos y respetuosos. La gente de Abrucena es solidaria y comparte con agrado su pueblo con los visitantes. Mis conciudadanos están orgullosos del municipio en el que habitan y eso se nota". Razones de peso para que este municipio tenga en el turismo uno de sus principales bastiones y a la vez defienda su fisionomía rural y alejada del urbanismo salvaje.

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