Verano negro en el agua: Almería encabeza el mapa del ahogamiento en España

Entre junio y julio se encadenan muertes en playas y embalses de la provincia mientras España alcanza 302 fallecidos por ahogamiento hasta el 31 de julio

Condenados por la brutal paliza de Año Nuevo en una discoteca de Roquetas

Un rescate efectuado por miembros de Protección Civil de Carboneras / D.A.

Almería vive este año un verano marcado por el luto en sus costas y aguas interiores, un periodo donde la sucesión de tragedias ha dejado a familias, vecinos y visitantes conmocionados. Las muertes comenzaron incluso antes de la llegada del calor más intenso. El 2 de mayo, tras varios días de búsqueda por mar, tierra y aire, fue localizado en la zona de Nueva Almería el cuerpo sin vida de un buzo de 56 años que había desaparecido el domingo anterior al salir desde la playa del Zapillo para una inmersión. El hallazgo cerró una operación compleja en la que participaron medios aéreos como el helicóptero Helimer 215 de Salvamento Marítimo, y marítimos como la patrullera Río Nacimiento del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, además de efectivos en tierra que peinaron el litoral sin descanso hasta que el mar devolvió el cuerpo.

El inicio de julio trajo una nueva sacudida. El día 30, un menor de 14 años se ahogaba en el canal de remo del pantano de Cuevas del Almanzora, un espacio donde se entrenan actividades deportivas y que cuenta con zonas acotadas. El joven se bañaba en compañía de otro chico que logró salir a tiempo y fue quien pidió auxilio. El Ayuntamiento decretó tres días de luto oficial, suspendiendo todos los actos públicos y convocando un minuto de silencio el 1 de julio. Las banderas ondearon a media asta hasta el día 2 y la conmoción fue visible en un municipio que ya había visto otros incidentes en ese mismo enclave.

Apenas once días después, el 11 de julio, la playa del Pozo del Esparto, también en Cuevas del Almanzora, se convirtió en escenario de otro drama. El cadáver de un bañista extranjero, de entre 65 y 70 años, fue localizado flotando a unos cien metros de la orilla. Vestía únicamente un bañador y presentaba complexión atlética. La autopsia confirmó que falleció por asfixia por inmersión, sin signos de violencia, mientras la Guardia Civil intentaba esclarecer su identidad y procedencia.

Cómo evitar un ahogamiento: las claves de los expertos

La asfixia por inmersión es una de las principales causas de muerte accidental en verano y se cobra cada año centenares de vidas en España. Andalucía lidera en 2025 el número de fallecimientos, y los especialistas insisten en que la mayoría son evitables con prevención y vigilancia.

Supervisión constante de menores. El 30% de las asistencias por semiahogamiento en Andalucía corresponden a niños. El riesgo es máximo entre 1 y 4 años y aumenta en piscinas privadas sin vigilancia. Estas deben estar valladas y con cierres de seguridad. Enseñar a nadar cuanto antes es clave.

Respetar señales y banderas. En adultos, buena parte de los casos se producen en playas por no atender las advertencias de peligro o entrar al agua de forma brusca tras tomar el sol.

Entrar al agua de forma progresiva. Especialmente tras comer o haber estado expuesto al sol durante tiempo prolongado. Evitar el baño durante la digestión, esperando al menos dos horas tras comidas abundantes.

Reconocer síntomas de riesgo. Dolor de cabeza o nuca, mareos, escalofríos, fatiga, picores o calambres son señales para salir de inmediato del agua y avisar a un socorrista.

Identificar al socorrista. En piscinas públicas o playas vigiladas, saber dónde está y acudir rápidamente en caso de emergencia.

Actuar con seguridad en rescates. Si una persona está en apuros, no hay que lanzarse sin preparación: es preferible arrojar un objeto flotante y dar la voz de alarma. Llamar al 061 y seguir las instrucciones de los coordinadores hasta que lleguen los equipos sanitarios.

La racha no se detuvo. El 16 de julio, en Pulpí, un joven de entre 16 y 17 años perdió la vida tras lanzarse al mar desde la popular Piedra del Pichirichi, en la playa Mar Rabiosa de San Juan de los Terreros. El aviso se dio a las 12:20 horas y, pese a la intervención inmediata de Policía Local, Guardia Civil, Servicio de Playas y 061, el menor falleció en el lugar. La noticia provocó la suspensión del torneo de fútbol cadete en el que iba a participar junto a su equipo.

Solo un día más tarde, el 17 de julio, una mujer de 77 años sufrió una parada cardiorrespiratoria en la playa del Espigón, conocida como la del Tiburón, en Almerimar (El Ejido). Los primeros síntomas fueron detectados por testigos que alertaron al 112 a las 12:30 horas. Socorristas y personal sanitario le practicaron reanimación cardiopulmonar durante minutos, pero finalmente se certificó su fallecimiento en la misma playa, sin traslado hospitalario.

Rescate de un bañista a principios de julio en la playa de Los Muertos. / EFE/Ramón de la Rocha

El 18 de julio, Mojácar engrosaba la lista negra. En la playa de Ventanicas-El Cantal, un bañista era sacado inconsciente del mar a la altura del Paseo del Mediterráneo. Las maniobras de reanimación realizadas por el servicio de playas y posteriormente por el 061, que desplazó incluso un helicóptero, resultaron infructuosas. Apenas una semana después, el 25 de julio, otro hombre, en este caso un surfista, era rescatado en la misma localidad tras ser visto en apuros. Pese a la activación de Salvamento Marítimo, Guardia Civil, Policía Local, Cruz Roja y el 061, no se pudo evitar su muerte.

Estos episodios se inscriben en un contexto alarmante. Según la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, hasta el 31 de julio se han registrado en España 302 muertes por ahogamiento, la cifra más alta desde 2015. Solo en julio fueron 92, el cuarto peor registro para ese mes desde que existen datos. Andalucía lidera el ranking con 52 fallecidos, seguida de Canarias y Comunidad Valenciana (39 cada una), Cataluña (36) y Galicia (34). En el extremo opuesto, Extremadura y Ceuta no han registrado ninguna muerte.

Una de las embarcaciones de Protección Civil de Carboneras. / EFE/ Eliseo Trigo

El 061 detalla que entre enero y el 15 de julio de 2025 atendió 108 avisos por semiahogamiento en Andalucía, un 32% más que el año anterior en el mismo periodo. Casi un tercio correspondió a menores, sobre todo en piscinas, y en el caso de adultos, las incidencias se concentran en playas por no respetar banderas de peligro o por entrar bruscamente al mar tras exposiciones prolongadas al sol. En julio, de los 92 fallecidos en el país, 50 murieron en playas, 13 en piscinas, 10 en ríos y 19 en otros entornos de interior. En 45 casos no había servicio de socorrismo activo y en 33 no procedía disponer de él.

Este verano negro deja a Almería como símbolo de una crisis silenciosa que golpea sin distinción de edad ni condición. Una sucesión de tragedias que pone de relieve la urgencia de reforzar la vigilancia en todos los entornos acuáticos, mejorar la formación de los socorristas y fomentar la educación en seguridad acuática desde edades tempranas.

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