"Te vamos a volver a violar": condena por amenazas años después de la agresión grupal en Almería
El Juzgado de lo Penal 5 impone 20 meses de prisión a Alejandro M.P. por hacerle el gesto de degollarla en un festival, pero absuelve al segundo acusado
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La pesadilla de la familia de Esther Sabio no terminó con la condena de los agresores sexuales de su hija. Años después de aquellos hechos que conmocionaron a Almería, la Justicia ha vuelto a pronunciarse sobre la revictimización sufrida por la joven. El Juzgado de lo Penal número 5 de Almería ha condenado a 20 meses de prisión a Alejandro M.P., expareja de la víctima y único condenados por la violación grupal cuando ambos eran menores, por un delito de amenazas no condicionales perpetrado durante un reencuentro en un festival de música.
La sentencia, dictada el pasado 27 de noviembre, considera probado que el 11 de mayo de 2019, víctima y agresor coincidieron en el evento 'El Solazo'. En ese contexto, Alejandro M.P., "con ánimo de amedrentar y causar temor", miró a la joven y le hizo "el gesto de cortarle el cuello con un dedo". La resolución judicial añade un matiz escalofriante: inmediatamente después, una tercera persona que actuaba en connivencia con el condenado se acercó a ella y le espetó al oído la frase: "Te vamos a volver a violar".
El fallo recoge el testimonio de la hermana de la víctima y de su madre, Esther Sabio, quienes narraron cómo la joven llegó a casa tras el incidente en un "estado de nervios fuera de lo normal", sufriendo un ataque de ansiedad. Aunque los peritos forenses determinaron que estas amenazas no agravaron la patología de base (trastorno de estrés postraumático derivado de la violación), sí concluyeron que el incidente "hizo aflorar lo que estaba latente", obligando a la víctima a revivir el trauma.
Además de la pena de prisión, la juez ha impuesto a Alejandro M.P. una orden de alejamiento de 500 metros y la prohibición de comunicarse con la víctima durante cuatro años. Cabe recordar que este joven ya fue condenado previamente por el Juzgado de Menores a siete años de internamiento por la agresión sexual continuada, una sentencia ratificada por el Tribunal Supremo.
Absolución del segundo implicado
El juicio, que se celebró tras una suspensión en enero debido a que la víctima sufrió una crisis de ansiedad severa, sentó también en el banquillo a J. M. M. L., amigo del agresor principal. Sin embargo, la sentencia lo absuelve de todos los cargos aplicando el principio in dubio pro reo (ante la duda, a favor del reo).
La magistrada argumenta que existen "serias dudas" sobre su identificación. La víctima lo señaló basándose en un tatuaje que recordaba de la violación original de 2013, pero la defensa demostró con pruebas documentales y testificales que J. M. M. L. no se hizo ese tatuaje hasta el año 2017, lo que desmontó la conexión visual.
Asimismo, resultó clave una prueba pericial informática presentada por la defensa. El análisis de los dispositivos electrónicos del absuelto reveló una actividad constante en su ordenador personal durante la tarde de los hechos, geolocalizada en su vivienda. El joven estuvo descargando un videojuego y realizó búsquedas en Google sobre términos médicos ("parasomnia") a las horas en las que supuestamente debía estar en el festival amenazando a la víctima.
Recurso de la acusación
La sentencia no es firme y cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial. El abogado de la víctima, Miguel Martínez, ha confirmado su intención de recurrir el fallo. La acusación particular buscará obtener una pena mayor para Alejandro M.P., al considerar que el contexto de violencia previa debe ser un agravante de mayor peso, y peleará por revertir la absolución del segundo acusado.
Por su parte, la juez ha denegado la indemnización por responsabilidad civil solicitada, al entender que las secuelas psicológicas actuales de la víctima son consecuencia directa de la agresión sexual anterior y no de este delito de amenazas concreto, aunque reconoce que el episodio del festival actuó como un detonante para su malestar emocional.
Esther Sabio, tras la condena: "Estoy contenta por un lado, pero indignada porque queda gente en la calle"
Para Esther Sabio, la sentencia del Juzgado de lo Penal 5 supone un alivio, pero no una victoria completa. Tras conocer que el agresor de su hija sumará 20 meses de prisión a su condena actual, la madre de la víctima reconoce tener sentimientos encontrados. "Estoy contenta por un lado, pero indignada por otro", confiesa, al valorar un fallo que cierra una etapa judicial pero que deja abiertas las heridas de una instrucción que considera que tuvo fallos desde el principio.
Su principal lamento se centra en que la justicia no ha alcanzado a todos los responsables de la agresión grupal original. Sabio recuerda con dolor que a su hija "la violaron tres personas" y denuncia que, a día de hoy, "en la calle queda suelto otro que no se ha identificado". Esta realidad le impide sentir que se ha hecho justicia plena, sugiriendo que el estatus de algunas familias implicadas en la investigación inicial pudo influir en que no se sentaran todos los culpables en el banquillo. "Si no fueran familias conocidas de Almería, posiblemente estarían condenados", lamenta.
A pesar de la sentencia condenatoria contra su expareja, la familia asegura que la joven "no deja de tener miedo" pensando en el futuro, cuando el condenado recupere la libertad. Esther lo describe como una persona fría y calculadora que no ha mostrado arrepentimiento alguno durante el proceso.
No obstante, el mensaje final de Sabio es de resiliencia. Su objetivo ahora es "cerrar este capítulo" y que su hija continúe con el proceso de reconstrucción de su vida, que ya ha comenzado. De hecho, la joven ha logrado insertarse en el mercado laboral y trabaja actualmente como vigilante de seguridad, un paso adelante que su madre valora como una muestra de superación frente al trauma vivido. La familia espera que este fallo sirva para poner punto y final a años de revictimización y permitirles, por fin, mirar hacia adelante sin complicaciones legales.
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