Villarreal-UD Almería | La crónica

Goleada a un Almería al que le sacan los colores en Villarreal

  • Sonrojante derrota (8-0) en una primera parte en la que la defensa sólo veía balas amarillas y balones en la red de Fernando

  • Mismos errores en la presión que frente al Extremadura

Los rojiblancos, hundidos tras el segundo gol.

Los rojiblancos, hundidos tras el segundo gol.

Lo tenía bien claro Fran Fernández y no por verse en un estadio europeo como es La Cerámica, iba a cambiar su apuesta de confiar en la unidad B para disputar la Copa del Rey. Al fin y al cabo, era el premio de los menos habituales tras superar al Málaga y el Reus en las rondas anteriores. La papeleta era complicada anoche, pues tenía que vencer a un Villarreal en horas bajas, que también quería aprovechar el partido para coger algo de moral. Nadie se esperaba un partido tan pésimo de la UDA, que ni tan siquiera llegó a ser un sparring en condiciones.

Pecó de exceso de valentía el conjunto rojiblanco, como está ocurriendo en las últimas semanas en la que no anda bien. Quiso ejercer una presión adelantada, la seña de identidad almeriense, pero ahora el equipo no va a una, se parte con demasiada facilidad y eso está provocando muchas contras fáciles de aprovechar para jugadores con calidad. Le pasó ante el Extremadura con el gol de Enric Gallego nada más empezar y se repitió ayer en una primera parte para olvidar. La peor de la era Fran Fernández. 

El Almería fue un auténtico esperpento, un muñeco del que se aprovechó el Villarreal con la misma comodidad con la que se afronta el partidillo de entrenamiento de los jueves ante el juvenil. La presión consistió en ir al frente de manera desordenada, con un centro del campo inexistente y una defensa que no dio una a derechas, principalmente por el flanco diestro. A la espalda de Montoro y Trujillo hubo una auténtica autovía, por la que Ekambi corría, se divertía y se aprovechaba de un Almería que vendió demasiado barata su derrota. Es más, la regaló sin el disimulo del coraje, que lo mismo hubiera maquillado la goleada. 

Abenza, durante el partido. Abenza, durante el partido.

Abenza, durante el partido.

En cuanto el Villarreal vio el primer fallo de Trujillo, supo que por ahí iban a caer los goles uno detrás de otro. Bikambi a la espalda el primero, Biakambi a la espalda el segundo y Bikambi a la espalda el tercero. Los dos primeros por la derecha y el tercero por la izquierda, aprovechando que los amarillos llegaban solos y sin nadie alrededor a la frontal del área. Y eso que Fernando paró dos manos a manos ante el propio delantero amarillo, que si no la primera parte podía ser sonrojante. Bueno, pues lo fue ya en el descuento, con el cuarto tanto de Bacca, que se regateó a todo el que quiso dentro del área pequeña, mientras que los rojiblancos metían la pierna con la misma fuerza de un playmobil. 

Sin nada en juego, en la segunda parte sólo se podía terminar de perder la dignidad o tratar de pedir perdón al aficionado con el balón en juego. ¿Y qué ocurrió? Pueden imaginárselo, no es complicado de adivinar cómo terminan las cosas que se hacen mal desde el principio. Lo peor no fue ya que cayera el quinto, sino que se producía con los atacantes amarillos tocando una y otra vez el balón en el área de Fernando. Montoro totalmente superado, Trujillo fallando como nunca, Ibiza cariacontecido ante su exequipo y Martos que no sabía ni dónde estaba. Así vino el cuarto en la cuenta de Ekambi y a punto estuvo de que Bacca hiciera el segundo, pero el palo lo evitó. Para entonces, ya se habían roto dos que suelen contar para Fran Fernández en Liga: Sekou e Ibiza, que volvía precisamente ayer tras bastante tiempo en la enfermería. 

Se retiraron lesionados Sekou, Ibiza y Nano. Preocupa la del exvillarrealense, puesto que acaba de salir de una rotura muscular

La única buena noticia (por buscar algo positivo en el día de ayer) llegó segundos antes de que cayera el sexto tanto. Por supuesto, no tiene nada que ver con el catastrófico partido. Estaba chutando Moreno para batir a Fernando, después de otro balón a la espalda de la defensa, cuando el club colgó en su web que el Comité de Competición le quitaba la amarilla a Saveljich. No tiene demasiada importancia pues sólo lleva una en su haber, pero sí es importante que el argentino esté física y mentalmente a tope tras la lesión de Ibiza y el catálogo de fallos de Trujillo. El propio Salvejich y Juan Carlos Real saltaron al césped ya con el equipo digiriendo la dolorosa goleada, que se iba incrementando. 

Caería el séptimo, con un doble penalti de Salvejich y Montoro. Lo hizo Bacca, que segundos después se iba a ganar el enfado de los jugadores rojiblancos. No por el gol ni por su celebración, sino que con 7-0 se puso a hacer rabonas. Lícito es, pero un jugador grande no puede hacer esos gestos que pueden entenderse como chulería hacia un rival hundido y tocado en lo psicológico. En fin, no se merecía la afición un bochorno sinigual, coronado con el octavo de Raba. Y en Liga toca reaccionar después de cuatro jornadas sin ganar. Diciembre con turbulencias.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios