En Copa es otro cantar (1-0)
Copa del rey
El Almería hizo méritos para dejar la eliminatoria casi sentenciada en la ida. Pelle volvió al césped bajo una gran ovación y el canterano Jonathan causó una grata impresión
Por primera vez en su historia, el Almería está a 90 minutos de plantarse en unas semifinales de Copa del Rey, que no son moco de pavo para un equipo humilde que anda hundido en la Liga. Un caramelo demasiado goloso por el que luchar, aunque a la vuelta de la esquina espera un Barcelona que ya demostró en el Mediterráneo cómo se las gasta. Parece que a nadie le acepta un dulce excepto a la afición almeriense, que ayer se perdió una cita histórica y abandonó al equipo a su suerte.
Está claro que las circunstancias no acompañaron [partido en miércoles con los comercios abiertos, los socios tenían que pagar, la Liga está siendo un quebradero de cabeza...], pero no es normal el aspecto desolador que presentó un estadio que aspira a seguir viendo de Primera y que tenía la mejor opción de su corta trayectoria de plasmar su nombre entre los cuatro mejores de una competición que, aunque devaluada por la falta de recompensa, no deja de ser prestigiosa para los equipos españoles.
Después de dejar en la cuneta a la Real Sociedad y al Mallorca, el Deportivo de La Coruña se cruzaba en el camino. Para tratar de echar abajo el muro planteado por Lotina, que no obstante descolgaba arriba a Desmarets, Juan Rodríguez y Lassad, Oltra volvió a recurrir a Ulloa en la punta del ataque, con Uche y Piatti en las bandas, mientras que un cada día más desconocido Corona ejercía de enganche. Además, significativo es que Juanma ocupara el lateral izquierdo después de la pifia de Jakobsen en Palma.
El planteamiento del Deportivo le hizo daño al Almería, que no estuvo cómodo ni pudo tocar como le gusta. Los gallegos se hicieron con el centro del campo y tuvieron algo más de posesión de balón. Sin embargo, los rojiblancos tenían pólvora arriba con un Ulloa ansioso por tener continuidad y un Piatti que volvía a hacer virguerías por la banda izquierda, después de haber jugado como mediapunta ante el Mallorca. Era un partido para andar muy concentrado en defensa, algo que está costando horrores, y saber sufrir para coger desprevenida a la zaga coruñesa. Aunque el primero en avisar fuese el Dépor con un remate de Lassad, los rojiblancos fueron los que más madera le echaron a la hoguera del gol.
Piatti probó fortuna con un lanzamiento desde fuera del área, que no encontró meta. Con este acercamiento, el equipo de Oltra dio comienzo a las hostilidades. Ulloa, en una de ésas que él no suele fallar, se planto solo ante Manu, pero se durmió y Rochela se la sacó en el último instante. En ese mismo saque de esquina, Piatti recibe un balón dentro del área y lanza alto cuando tenía a Ulloa y Uche en el punto de penalti para darles el pase de la muerte.
El gol se estaba horneando a fuego lento y fue Juanma Ortiz el encargado de dorarlo y ponerlo crujiente. El alicantino, mucho más cómodo cerca del área visitante que de la suya propia, recogió un balón muerto, rompió a Rochela con un quiebro de cintura, levantó la cabeza con tranquilidad y buscó un pase que Rindaroy se encargó de introducirlo involuntariamente en su portería. Gol justo y sensación de que el Almería es un equipo bien distinto cuando juega en Copa: incomprensiblemente tiene mayor confianza y, aunque a veces sigue cometiendo esos errores mortales que tantos puntos cuestan, la suerte le sonríe en ocasiones.
El final de la primera parte pudo ser mucho mejor si Michel, más solo que la una, acierta a remachar a Manu. Pero el brasileño, perdido en un hábitat que no es el suyo, rompió el balón, que acabó en Cortijo Grande, en vez de buscar la sutilidad.
Si la primer mitad terminó con esta ocasión, la segunda comenzó con una inmejorable. Juanma Ortiz, haciendo las funciones de conductor del balón que tanto se están echando en falta esta temporada y encontrando el desmarque de Uche, le puso un balón genial al nigeriano que no supo aprovechar con su pierna izquierda. Pero el Deportivo acongojó a la grada cuando Lassad se encontró con la madera en el 55’.
Sin embargo, el partido estaba de cara para los almerienses. Cómodos sobre el césped, arriba encontraban con facilidad los espacios. A los 66 minutos se produjo el interesante debut de Jonathan, uno de esos jugadores africanos fichados para el filial y que pueden aportarle al equipo la ilusión y la garra que no tiene. De hecho, nada más salir pudo besar el santo a pase de Piatti, pero Manu se lució a su remate de volea.
El Almería estaba haciendo méritos para marca el segundo, pero perdonó a un Dépor que guardaba el equilibrio como un funambulista sobre la cuerda floja. Ulloa, que no llegó por centímetros a un balón de Piatti y que estrelló un disparo en las manos de Rochela, aunque Estrada se hizo el sueco, tuvo la sentencia. En Riazor se puede escribir una nueva página de oro en la historia del club.
No hay comentarios