Podrá gustar más o menos, pero la secretaría técnica rojiblanca ha definido bien su línea de trabajo en la presente ventana, que empezó mucho antes del 1 de julio (Svidersky estuvo a principio de junio para pasar un reconocimiento médico). Tras las renovaciones y las marchas de aquellos que cumplieron contrato y no renovaron, Joao Gonçalves y Mohamed El Assy se pusieron el objetivo de hacerse con jóvenes jugadores con proyección que rubricasen contratos largos con un doble objetivo: asegurarse el futuro y tener la posibilidad de sacar pingües beneficios económicos en el caso de que las apuestas salgan positivas y acaben por ser vendidas por un precio exponencialmente superior al abonado ahora, sin olvidar que muchos de ellos han aterrizado a coste cero.

Darwin Núñez no sólo sirvió para ser el máximo goleador en el primer curso del jeque ni tampoco que a las arcas rojiblancas vayan hasta 28 millones de euros limpios, sino también para ser el espejo y atraer a jóvenes promesas. "El club trabaja conceptualmente con muchachos jóvenes y cuando adquieren experiencia los traslada a mejores clubes", afirmó ayer Svidersky (19 años) en una entrevista concedida al medio eslovaco SportSKonline.

El ya exjugador del Manchster United firmó por cinco temporadas, asegurando que su intención es cumplir todas y cada una de ellas, como también dijo Milovanovic (18 años). El serbio se ha comprometido hasta 2028, previo pago de la UDA al partizán de tres millones de euros y medio, convirtiéndose así en el futbolista del plantel con una vinculación más larga junto a Guedes (20 años) y Kaiky (18), quien aún no ha sido oficializado a pesar de llevar varios días en la capital almeriense. Mendes (24 años) y Solá (19), por su parte, han firmado un contrato de cinco temporadas, cumpliendo también en 2027 Pozo y Lazo.

Seis temporadas más en la entidad indálica le quedan a Mendes, Milovanovic y Kaiky

Hasta 2026, por su parte, están los contratos de Babic, Akieme, Centelles, Puigmal y Samu, por lo que el futuro del Almería está garantizado. Esos largos vínculos contractuales garantizan una cierta confianza en el jugador, pero también permiten a la dirección deportiva poder negociar con tranquilidad para sacar una mayor tajada económica en traspasos.

El de los contratos largos no es un tema nuevo, ya que durante el primer mes del jeque se firmaron hasta media decena de relaciones de cinco años: Darwin, Appiah, Jonathan, Vada y Rosic. Como se observa, también tiene sus inconvenientes a la hora de deshacerse de apuestas que no terminan de cuajar, caso de Vada o de los uruguayos, quienes en 2020 se comprometieron hasta 2025.

Eso sí, en LaLiga la ficha no puede ser mayor de cinco temporadas al indicar el artículo 18.2 del Reglamento FIFA sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores que la duración máxima de un contrato es de cinco campañas, tres en el caso de los menores de 18 años.