La llama olímpica avanza hacia Tokio, con el deseo que le venza la carrera a la pandemia. El año pasado la COVID-19 le puso la zancadilla, pero para 2021 se ha levantado con más ganas y más fuerza. A la espera de acontecimientos, los deportistas se ponen la mascarilla, se untan en gel y buscan la mínima olímpica que les permita disfrutar de la competición deportiva por antonomasia.

José Manuel Marín ha disfrutado de tres Juegos Paralímpicos prepandemia y quiere vivir (y disfrutar de lo que se pueda) los primeros pandémicos. Serían sus cuartos, a la altura de un mito del deporte almeriense como es el judoca David García del Valle, “mi amigo y gran deportista”, dice el roquetero que sigue entrenando a la sombra de los focos en el poniente provincial.

“Entreno con normalidad en Roquetas, gracias a las facilidades y al apoyo que me da la Delegación de Deportes del Ayuntamiento. Las únicas competiciones en las que he participado han sido los clasificatorios para el equipo nacional celebrados hace poco, seguimos el protocolo establecido por la Federación a rajatabla y todo fue bien”, indica el tirador de arco que en 2020, como a mucho compañeros, la pandemia le cayó como “un jarro de agua fría” en mitad de su preparación: “La preparación que estaba teniendo y los resultados estaban siendo muy buenos en los clasificatorios para el equipo nacional y en los torneos que nos dio tiempo a hacer”.

Por fortuna, Marín tiene un gen competitivo especial, la raza de los grandes deportistas para sobreponerse a las piedras que se encuentra en el camino. “Este año he empezado también con unos resultados muy buenos, superando en bastantes puntos y estableciendo nuevos records de España. Mis sensaciones son estupendas y he renovado la ilusión para poder lograr mis cuartos Juegos Paralímpicos”.

Es optismista, aunque también prudente. “Tengo los pies en el suelo, me veo con las mismas posibilidades que cualquiera de mis rivales en la obtención de plazas. Ninguno podemos lanzar las campanas al vuelo y darlo todo por hecho, ya que la competición deportiva es caprichosa y al igual que tienes días en los que compites de forma espectacular, a veces se presenta un mal día y no se plasma como quieres el trabajo que estas realizando. Hay que estar preparado para todo”, dice con mentalidad positiva.

A la espera del clasificatorio que tendrá lugar en la República Checa, José Manuel seguirá entrenando como cada día en Roquetas. Tal y como hace desde sus primeros Juegos en 2004, “hace un siglo de aquello”, dice de forma risueña. Lo que sí durará un siglo será el orgullo con el que compite y con el que representa a la provincia. Y si es con medalla olímpica, tiene asegurada la inmortalidad.