El tomate de Almería, en peligro

Acuerdo con Marruecos: "incumplido" y obsoleto

Protesta del campo almeriense en 2009, momentos en que se negociaba el acuerdo agrícola entre Marruecos y la UE

Protesta del campo almeriense en 2009, momentos en que se negociaba el acuerdo agrícola entre Marruecos y la UE / Efe (Almería)

Siete minutos bastaron al Parlamento Europeo para dar rienda en febrero de 2012 al acuerdo agrícola con Marruecos que renovaba el vigente hasta entonces desde 2004. Si bien las negociaciones arrancaban en 2006 no sería hasta seis años después cuando se procediese a la liberalización del comercio de todos los productos agroalimentarios, salvo los que la Unión Europea consideraba sensibles para el mantenimiento de la economía agrícola dentro del territorio comunitario (tomate, pepino, calabacín, fresa, clementinas, ajo y azúcar); aún así para estos se aumentaba la cuota que Marruecos podría vender a Europa de forma preferencial. Con el nuevo texto se liberalizó de inmediato el 55% de los aranceles de productos agrícolas y de pesca de Marruecos y el 70% de los aranceles productos de la UE en un plazo de diez años. Resultado positivo para Europa en su conjunto, según señalaba entonces el PE, si bien los productos europeos que más consumía Marruecos procedían del centro y norte de la Unión (cereales y leche), mientras que los productos marroquíes consumidos por los europeos (tomate, pepino, calabacín y fresas) suponían una fuerte competencia para los productores del sur de Europa, como es el caso de Almería. Con esto, como ya se pronunciaban años atrás las organizaciones agrarias e incluso los europarlamentarios españoles que emitieron su voto contrario al acuerdo, hace una década se pronosticaba el devenir de la situación en el campo invernado.

Ahora, casi diez años después, el escenario y las reglas de juego -que ante la falta de información oficial parecen no haberse cumplido- cambian, por lo que los agricultores exigen una nueva revisión del acuerdo comercial entre la UE y el reino marroquí, sin que haya indicios, por el momento, de que esto vaya a ocurrir, más en un contexto de tensión diplomática entre el país africano y España.

La situación comercial hortofrutícola y el cumplimiento del acuerdo tiene distintos puntos de para su análisis. Por un lado el desarrollo legítimo del campo marroquí. En este sentido, el pasado año el país vecino lanzaba una nueva estrategia de desarrollo agrícola, bautizada como “Génération Green 2020-2030”, con la que prevé mejorar producto interior bruto agrícola del país y duplicar la exportación en los próximos diez años, completando el Plan Marruecos Verde puesto en marcha en 2008; además se está avanzando en modernizar la red de riego de las explotaciones agrícolas y en especial las de mayor valor añadido como las de productos hortícolas.

Según el Boletín de información internacional agroalimentaria y pesquera del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación con fecha del 27 de mayo, el sector de las exportaciones de Marruecos de frutas y hortalizas frescas registró buenos resultados a lo largo de la presente campaña. “Estos últimos años, Marruecos ha realizado esfuerzos para garantizar la calidad y la competitividad de sus tomates, con el apoyo e impulso del Plan Marruecos Verde, dando así una importante posición a este sector. Esta situación perjudica la competencia de los agricultores y productores españoles, en posición dominante durante mucho tiempo que han tenido que cambiar el cultivo del tomate en beneficio de otras hortalizas como pimiento o pepino y la provincia de Almería es el claro ejemplo de ello”, dice textualmente. La información enlaza con un artículo de Agrimaroc -titulada España ya no puede seguir a Marruecos en su conquista del mercado internacional del tomate, en el que cita a la Asociación de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal) que anunció, en julio de 2020, que las exportaciones de tomate de Marruecos a la Unión Europea superaron por primera vez a las de esta provincia española.

Otras perspectivas desde la que mirar el acuerdo se basan en su cumplimiento (sabiendo que el control de aduanas corresponde a cada territorio), y los cambios geopolíticos derivados del Brexit. En el caso del tomate, Marruecos cuenta con un contingente arancelario preferencial para la exportación a la UE de 257.000 toneladas, un volumen al que se pueden sumar otras 28.000 toneladas durante el periodo comprendido entre los meses de noviembre a mayo, lo que representa un total de 285.000 toneladas, a partir de ahí, el tomate que entre no tendrá preferencia arancelaria. En este sentido, en diciembre, la organización agraria Coag anunciaba la presentación de una denuncia contra los estados español y francés (que según la Unión Europea son los que tienen que requerir los derechos de aduana en el territorio), ante la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) con indicios sobre una presunta red fraudulenta para sortear el pago de los derechos aduaneros de las importaciones agrícolas marroquíes. Según decía a principios del pasado mayo Andrés Góngora, secretario provincial de Coag Almería, la investigación sigue en curso, “se nos ha solicitado información sobre el pago, que nosotros hemos trasladado al Ministerio de Agricultura español sin obtener respuesta y así se ha comunicado a la OLAF. No responden porque no se paga nada. No se puede pagar cuando, en el caso del tomate por ejemplo, el derecho de aduana una vez superado el contingente está entorno a 29 céntimos por kilo. Nosotros vemos tomates puestos en Perpignan (Francia) en torno a los 45 céntimos incluso menos, si tienen que pagar el derecho de aduana evidentemente algo está fallando. Si se pagara podríamos competir en el mercado comunitario”. Lo que pide Coag a la OLAF es que haga ella el requerimiento de la documentación a España. Esto no es nuevo, ya en 2004, con el anterior acuerdo, Fepex remitió un escrito a la OLAF denunciando esta situación. Tras tres años de investigación la OLAF concluyó que Marruecos estaba falseando los precios de entrada. “El fraude cometido a la Hacienda Comunitaria por los importadores franceses y marroquíes en ese periodo (desde 2004 hasta 2007) asciende a 6 millones de euros”, expuso en 2009 el entonces gerente de Coexphal, Juan Colomina. Ayer Hortiespaña incidía en ello: “El sector hortofrutícola ha reclamado en varias ocasiones que haya una información clara sobre contingentes y pago de tasas arancelarias de Marruecos por sus importaciones hortofrutícolas hacia la UE, especialmente de tomate, cuyas cifras crecen campaña tras campaña, perjudicando notablemente la producción y comercialización española, hasta el punto de que haya sido desplazado por otros cultivos entre los agricultores por su falta de rentabilidad”. Asimismo, Asaja recordaba días atrás al Ministerio de Agricultura que esta falta de transparencia lo único que provoca es la lógica desconfianza ante lo que ocurre en las fronteras con los productos que llegan de este país, socio prioritario de la UE. “Con esta dejadez, además de contribuir al fraude a la Hacienda comunitaria que Marruecos lleva años haciendo, se deja a los agricultores de frutas y hortalizas, a quienes sí que se le suben impuestos, a su suerte”.

Por otro lado, en la reunión del grupo hispano-franco-italiano-portugués de tomate se constató que el acuerdo de asociación no se está respetando en lo relativo a la cláusula de cooperación o en las medidas de salvaguardia. Según Fepex, la cláusula de cooperación establece que las ventajas otorgadas a Marruecos para la exportación de tomate en el marco de Acuerdo de Asociación se hacen con el fin de mantener el nivel de las exportaciones marroquíes tradicionales a la UE. No obstante, la corriente tradicional de exportaciones de tomate marroquí cuando se firmó el acuerdo en 2011 (aunque la ratificación fue en 2012) era de 332.231 toneladas (según la medida de 2009 a 2011) y en 2020 las exportaciones de tomate marroquí a la UE se elevaron a 518.190 toneladas (incluido Reino Unido) lo que representa un fuerte incremento. Además, de acuerdo a Fepex, respecto a la medida de salvaguardia, recogida en el artículo 7, establece que si las importaciones objeto de las concesiones producen perturbaciones graves en los mercados u ocasionan un perjuicio grave al sector productivo, la parte importadora podrá adoptar las medidas que considere necesarias, sin que la parte importadora, en este caso la Comisión Europea, haya adoptado aún esta medida. En Almería, en la pasada campaña, la producción de tomate cayó un 10,3% respecto a la anterior, según el informe de Cajamar, mientras que la superficie descendía en 9,6%. Según Coag, en Almería, la caída del área de cultivo de esta hortaliza ha sido de 2.200 hectáreas en cinco años, lo que supone un quinto de la superficie de la campaña 2015/16. Además, tal y como recordaba estos días Asaja, el acuerdo genera al sector hortofrutícola unas pérdidas de unos 750 millones de euros anuales.

Otro punto significativo: ahora hay un miembro menos en la Unión Europea, el Reino Unido. En este sentido, desde las organizaciones agrarias y como ayer se refería la interprofesional Hortiespaña, la Comisión Europea se niega a rebajar los contingentes de Marruecos ante la salida del Reino Unido de la UE, con más de 66 millones de habitantes. “Sería obligada una revisión o ajuste del Acuerdo de Asociación, más aún, cuando el país británico acuerda por su parte la importación con el magrebí”, decía en un comunicado la interprofesional.

Hoy, además, Coexphal presentará una acción de sensibilización bajo el título: ‘Origen Marruecos’.

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