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Empleo publica una guía de recomendaciones y buenas prácticas para fomentar la innovación
Empleo
Amós García remarca “el impulso de la Junta a la digitalización del sector para convertir este reto en una oportunidad”
La Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo ha publicado una 'Guía de
prácticas innovadoras para su uso por las empresas andaluzas del sector', con
iniciativas para fomentar prácticas innovadoras en los comercios y facilitar así “la
mejora de su competitividad, su posicionamiento en los mercados y una mayor
adaptación a los cambios en los hábitos de compra de las personas consumidoras”,
según ha informado el delegado territorial en Almería, Amós García Hueso.
La publicación de esta guía se enmarca en el VI Plan Integral de Fomento del
Comercio de Andalucía 2019-2022, que entre sus objetivos estratégicos contempla
“fomentar la innovación y la implantación de las TIC en el comercio, que se enfrenta a
al reto de la digitalización pero que con el apoyo de la Junta se puede convertir en una
oportunidad”, ha explicado Amós García, quien ha indicado que la Junta de Andalucía
“está concentrando esfuerzos en facilitar la transición digital de las pymes comerciales
para mejorar su competitividad, apoyando proyectos que van desde la creación de
tiendas online y apps hasta la implantación de soluciones de telepago o software que
mejora la gestión del negocio”.
En este sentido, ha recordado “la reciente aprobación de 363.350 euros en incentivos
para que las pymes comerciales almerienses avancen en digitalización y
modernización y las nuevas ayudas dotadas con 8,1 millones en Andalucía para
impulsar proyectos de transición digital y sostenibilidad energética dirigidas a
comercios y asociaciones de comerciantes”.
La guía recoge prácticas innovadoras, como asociar los comercios con valores, usar
embalajes con materiales sostenibles, consumir productos de cercanía, usar las redes
sociales, la gamificación o aplicar la inteligencia artificial en el comercio. Ejemplos de
la primera práctica serían contar con maniquíes de tallas superiores a la M y más
acordes con el físico real de las personas, vender productos de segunda mano o
animar a los clientes a que depositen en el establecimiento productos que puedan ser
reciclados. El uso de materiales sostenibles, reciclables o reutilizables en los
embalajes puede ser también una estrategia positiva como guiño a los compradores
preocupados por el medio ambiente.
Amós García, delegado territorial de empleo
“La Junta está concentrando esfuerzos en facilitar la transición digital de las pymes comerciales para mejorar su competitividad, apoyando proyectos que van desde la creación de tiendas online y apps hasta la implantación de soluciones de telepago o software que mejora la gestión del negocio”
En cuanto a la compra de productos locales, la pandemia desarrolló un sentimiento
colectivo de apoyo a lo cercano que los comercios minoristas pueden aprovechar para
generar una conexión emocional con la clientela. Además, estos productos conforman
una oferta más diversificada ante una cierta homogeneización de las mercancías. Los
comercios pueden, por ejemplo, poner carteles que destaquen la procedencia de los
productos o fotos de las personas que los producen e historias relacionadas.
Actualmente, cada vez más comercios han establecido alianzas con empresas de
mensajería para convertirse en puntos de recogida de paquetes comprados online, un
servicio que favorece al comercio local porque recibe unos ingresos extra y puede
atraer a nueva clientela a su local. También es una tendencia el ‘comercio rápido’, que
consiste en entregar los productos comprados en el mismo día que se hace el pedido.
El uso de las redes sociales para realizar compras se va a triplicar en los tres próximos
años, impulsado por la generación Z y los millenials. Para un comercio, contar con un
escaparate atractivo en sus redes sociales en el que presentar sus productos estrella,
promociones y descuentos, etc. se convierte en una ventaja competitiva, así como
recurrir a emisiones en vivo con microinfluencers que dan un toque más cercano y
humano al comercio y al producto que se muestra. Otro recurso interesante es
convertir la experiencia de compra en algo divertido, usando gincanas, premios
simbólicos por cumplir objetivos o acertar una adivinanza, etc.
La implementación de plataformas de gestión empresarial (ERP) permite optimizar el
negocio automatizando tareas (nóminas, tiempo trabajado, comunicaciones,
inventario) y sincronizando información. Los sistemas de almacenamiento en la nube
también suponen una mejora al permitir acceder a la información desde cualquier
dispositivo y evitar su pérdida por deterioro de los equipos o borrador por error.
Otras ideas inspiradoras son el uso de la realidad aumentada que aporte capas extra
de información (música, textos, vídeos…) a los productos, una tecnología accesible
hoy con cualquier smartphone; aplicar el Internet de las Cosas que convierte objetos
en elementos inteligentes que recopilan datos gracias a sensores, por ejemplo
instalando cajas de autocobro o sistemas de posicionamiento en las tiendas; o utilizar
la inteligencia artificial, que puede ayudar a realizar campañas de marketing con
ofertas individualizadas, recomendar productos según las emociones que reflejan las
caras de los compradores o predecir las necesidades de estocaje.
La guía incluye también una recopilación de otras buenas prácticas sobre ubicación
estratégica de los productos, la estrategia de precios, el fomento de los sentidos
durante la compra o acciones de fidelización, o la oferta de servicios complementarios
y experiencias culturales.
Los cinco retos del comercio minorista
El documento parte de un análisis del contexto actual del comercio, destacando el
importante peso de este sector en la economía regional, que aporta el 12,3% del Valor
Añadido Bruto andaluz. En Almería, esta actividad emplea a 65.800 personas en casi
12.000 empresas que cuentan con 15.600 establecimientos, que suponen,
respectivamente, el 20% del empleo y el 18% del número de empresas de la provincia.
También señala que cinco retos a los que se enfrenta actualmente el comercio
minorista, marcados por los nuevos hábitos de consumo adquiridos tras la pandemia.
El primero es una creciente conciencia colectiva de las personas consumidoras a
ciertos valores sociales. También consideran que las tiendas físicas no deben ser
lugares sólo para comprar, sino espacios activos donde vivir experiencias atractivas y
tener un mayor contacto y confianza con los comerciantes, además de ser sostenibles.
El tercer reto es la aparición de marcas ‘directas al consumidor’ a través de canales
online, como redes sociales, un fenómeno en el que no interviene ningún distribuidor.
El cuarto desafío para el comercio minorista es el creciente número de plataformas de
compra y la preferencia de hasta un 66% de los consumidores por utilizar grandes
plataformas para sus compras online. La pandemia aceleró este fenómeno y los
comerciantes son ya conscientes de la necesidad de poner en marcha estrategias
multicanal no sólo para el contacto con sus clientes, sino también con sus
proveedores.
El cuarto reto lleva al quinto: la necesidad de transformarse digitalmente y saber
aprovechas las oportunidades que ofrecen las nuevas soluciones de software y
herramientas tecnológicas para que los pequeños comercios mejoren su posición y
competitividad.
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