Carreteras del Yeso en Almería: "Este camión lleva más de dos millones de kilómetros”
Transporte
Centenares de camiones cubren a diario el trayecto entre las canteras y los principales puertos provinciales
Sorbas-Garrucha: la Ruta del Yeso desde un camión ‘bañera’
Ocho años y dos millones de kilómetros en el cuentakilómetros del camión de Abel Úbeda, llamado Laínez [con i latina]. “Es el mote de mi familia y lo lucimos con orgullo en nuestros camiones”, dice ante la curiosidad del periodista que les narra ésta y mil historias más de carácter provincial, que ya saben que es Laynez [con y griega].
En este caso el reportaje versa sobre las Carreteras del Yeso de Almería, las vías principales por las que cada día circulan centenares de camiones que transportan esta materia prima, abundante por cuestiones geológicas en la provincia, hacia los Puertos de la capital, Carboneras y Garrucha: la N-340 A y la A-370. Las distintas canteras son el punto de salida, desde las 6:00, de miles de toneladas para que barcos mercantes distribuyan el yeso a lo largo de todo el globo terraqueo.
En la planta María Morales, situada al norte de la rotonda que da acceso a Uleila del Campo desde la N340 A, acceden un goteo de camiones de forma continua hacia el lugar de la carga. Se trata de una de las tres canteras en la provincia de Saint-Gobain Placo, líder de suministro de este valioso mineral de yeso al norte de Europa, América y África Occidental. En ella operan seis empresas de transporte, todas ubicados en Tabernas, que a diario suponen un tráfico de unos 50/60 camiones, pero que suele elevarse hasta los 70 cuando hay un barco en el puerto, presto para ser llenado y partir.
Una de estas empresas es Antonio Úbeda SL, que cuenta con 25 conductores. Once de sus camiones todos los días realizan cinco trayectos para sacar adelante esta rigurosa logística. Abel Úbeda, con 26 años a la espalda como transportista, accede a recorrer junto a Diario de Almería los 43,7 kilómetros que separan la cantera donde trabaja del Puerto de Almería, donde espera un barco que transportará 80.000 toneladas de yeso a América del Norte.
Equipado con su casco y cumpliendo a rajatabla todos los mecanismos de seguridad que Saint-Gobain Placo implementa en su cantera para evitar accidentes, Abel sube a la cabina de su Volvo con una agilidad que ya querrían para sí periodista y fotógrafo. “Cierra bien la puerta, que pesa mucho y se ha quedado entreabierta. Da un golpe fuerte”, avisa mientras pone en marcha la máquina, que no puede pasar de 20 km/h. en el interior de la planta. Máquinas de agua se afanan por mojar el terreno para que la circulación de los camiones sea lo más ágil posible y evitar, de paso, que se levante mucho polvo.
Los números
40 toneladas. Es lo que puede pesar el camión una vez cargado, lo que supone transportar alrededor de 26 tn. en cada trayecto.
5 trayectos. Por la logística de la cantera, los camiones suelen realizar un máximo de 5 trayectos, con sus respectivas paradas.
70 camiones. En días de carga de buque en el puerto, suele haber entre 60 y 70 transportando desde la cantera ‘María Morales’
La primera parada es junto a la trituradora de yeso. Allí, bajo una nube blanquecina que no se nota en el interior de la cabina gracias a un excelente aislamiento, Abel estaciona su camión. Una pala carga en tres tiradas y media alrededor de 26 toneladas. “Juan échame un poco más en la parte delantera”, indica al operario encargado de llenar las bañeras. “En nuestro caso, nosotros podemos circular con un máximo de 40 toneladas brutas [suma del peso del camión y la carga]. Llevamos una báscula digital que nos indica la mercancía que llevamos y cómo va distribuida, por lo que hablamos con la pala mediante radiofrecuencia y ajustamos el peso a lo permitido”.
La carga está completa, no más de 20 segundos han hecho falta. Ahora, dirección a la báscula que hay en la salida de la cantera para emprender rumbo a la N-340 A. Abel, con un mimo exquisito, sitúa el camión en el pesaje, que entrega una pequeña hoja con toda la información. “Al salir de la cantera debemos de realizar esta acción para llevar encima la documentación de la carga por si hay un control policial”, explica. De la misma manera, pasan por un espacio habilitado para limpiar las ruedas para no dejar barro en las carreteras y tratar de ser los más respetuosos posibles con el resto de conductores.
Comienza la ruta
La rotonda de Uleila marca el comienzo del trayecto de Abel. “La construyó la empresa para tratar de salvaguardar de minimizar al máximo el riesgo de entrada y salida de camiones. La verdad es que la política de seguridad de Saint-Gobain Placo es máxima, se lo toman muy en serio”, asegura satisfecho de que así sea. De hecho, a él también se le ve una persona muy prudente al volante. “Los camiones de hoy en día son muy seguros y muy cómodos, pero nunca hay que bajar la guardia, sobre todo cuando llevas tantas toneladas de material de carga. Hasta ahora, crucemos los dedos, no he tenido ni un solo accidente”, narra mientras deja atrás Tabernas y enfila el acceso a la A-92. Una pequeña hilera de coches, de unos cinco o seis más otro camión, se ha formado en el pequeño puente que hay antes de llegar al Mini Hollywood.
“A nosotros se nos permite conducir dos tandas de 4,5 horas, con un descanso entre ambas de 45 minutos. Todo queda grabado en el taquígrafo, aquí no hay trampa ni cartón. Por la logística de la cantera, nosotros realizamos dos trayectos y paramos a desayunar; otros dos y paramos a comer; y un último por la tarde antes de detener el camión”, que ya se ha cruzado con más de diez compañeros que volvían a la cantera a por más carga: “Nos llevamos muy bien entre nosotros, todos somos de Tabernas. Gracias al yeso, aquí hay trabajo para todos”.
Accidentes 0: una de las políticas de Saint-Gobain Placo en sus canteras
Saint-Gobain Placo lleva años trabajando en su política de seguridad para los trabajadores de sus distintas plantas en la provincia de Almería. Ésta es una de las políticas en la que más énfasis se pone, junto a la calidad de sus productos y al respeto al medio ambiente. Desde la llegada a la planta se observa que el control es exhaustivo para tratar de erradicar cualquier accidente laboral. De hecho, lo primero que se hace es dejar el vehículo estacionado en posición de salida y ver un vídeo en el que se enumeran las distintas normas de seguridad tanto para los trabajadores como para los visitantes. Al tratrarse de un lugar donde hay maquinaria pesada, es primordial seguir a rajatabla todos los consejos de vestimenta, velocidad, acceso... De hecho, las fotografías se hicieron desde la propia cabina del camión que iba a ser cargado, puesto que no se permite el tránsito a pie. Por supuesto, los días de voladura se detiene el acceso a los camiones para que detonen las cargas. Una vez comprobado que todo está bajo control, se retoma la normal actividad.
Sin pasar de los 90 km/h. permitidos para camiones en autovía, Abel encara el acceso a la ciudad. La entrada al Puerto de Almería es por el túnel de Aguadulce. “Nos hace mucha falta que se realice el acceso directo desde la A7, tanto para nosotros como para los coches. Sabemos que es molesto que se colapse la rotonda de Pescadería, por lo que vamos a ganar mucho cuando esta obra finalice”, desea al paso las innumerables mejoras que ya está llevando a cabo la Autoridad Portuaria. Barrera abierta, uno a uno van entrando los camiones, como mastodónticas hormiguicas, para dirigirse al muelle donde está cargando López Guillén un mercante de 80.000 toneladas que en breve partirá rumbo a Canadá.
En cinco minutos, las 26 toneladas de yeso que llevaba en la bañera, ya suben al barco por unas cintas transportadoras. Logística de matrícula de honor. Toda emprender la vuelta hacia la cantera. “¿Cuántos kilómetros llevo yo?”. Imposible de calcular. Sólo sabe que aún le quedan millones por recorrer por la Carretera del Yeso.
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