Agricultura

Las lluvias tardías arruinan la campaña de la cereza en Almería

Las cerezas, rajadas en los últimos días por humedad excesiva.

Las cerezas, rajadas en los últimos días por humedad excesiva. / F. Aguilera

La campaña de la cereza almeriense va a ser francamente mala. Incluso a nivel nacional. las previsiones también apuntan en esta dirección. Después de un 2022 donde sí se dieron unas condiciones climatológicas aceptables para que los cerezos trabajaran a pleno rendimiento, la helada de abril y estas últimas tormentas han afectado mucho a los cultivos de este fruto de las faldas de Sierra Nevada, especialmente en zonas como Fiñana, Abrucena o Abla.

Lo ideal para la cereza es que llueva al principio de la primavera y luego salga el sol para que florezca con calor. Una vez en este punto, lo recomendable es que no nieve y llueva poco para que no se dañe primero la flor y más adelante, el propio fruto. Y justo eso es lo que ha pasado este año. La helada de abril ya dejó muy tocado a los cerezos durante su floración y la lluvia, a esta altura de la campaña, ha sido excesiva para el frutal.

“Nos ha venido muy mal tanta agua a las puertas del verano, que es cuando se tienen que recoger las cerezas. Esta misma cantidad de lluvia hubiera sido magnífica poco antes de Semana Santa, pero ahora echa por tierra la campaña de las cerezas”, explica Francisco Aguilera, productor de la zona de Abrucena, que calcula en la comarca se habrá perdido en torno al 70% de la producción: “La cereza se pudre en el árbol o se raja y ya no puedes cogerla. No es sólo las pérdidas, sino que la mano de obra es aún más cara, puesto que tienes que limpiar el árbol y recoger la poca que nos va a quedar”.

Otro ejemplo del estado de las cerezas. Otro ejemplo del estado de las cerezas.

Otro ejemplo del estado de las cerezas. / F. Aguilera

Con la campaña casi perdida, los productores ahora se afanan en salvar las pocas que se pueden poner a la venta que, eso sí, están a precio de oro en los supermercados, aunque no compensan las pérdidas ocasionadas. La mayoría de agricultores de la zona son minifundios, a los que cualquier desgracia de este tipo les destroza la campaña y tienen que tratar de compensar con otros productos. Fran tiene también olivos, de los que ha perdido un porcentaje similar a la cereza esta campaña (en torno al 70%) primero por la falta de lluvia y ahora que llueve, por el efecto lupa: los rayos de sol y las gotas de agua queman los tallos.

Almendra y fresa, dañadas

Al igual que la cereza, almendras y fresas también han sufrido. Las matas de fresa que Francisco tiene ahora cultivadas se han podrido y tiene que arrancarlas y volver a plantar, a la espera de que en un par de meses pueda coger. Eso sí, siempre que las nubes se disipen pronto, como así apunta. Por ahí tiene un hilo de esperanza, puesto que la fresa de esta zona de la provincia es muy demandada.

Lo que también se le ha echado a perder al agricultor abrucenero es la campaña de la almendra. La helada de abril quemó las flores y fue muy poco lo que llegó a brotar. Además, la sequía previa a estas lluvias también les afectó a los almendros de toda la provincia que, eso sí, ahora están agradeciendo más que ningún otro árbol las precipitaciones.

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