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“Almería está indisolublemente asociada al éxito de Bud Spencer y Terence Hill”

Bud Spencer y Terence Hill comienzan su andadura conjunta en el rodaje de 'Dios perdona... ¡yo no!'

Bud Spencer y Terence Hill comienzan su andadura conjunta en el rodaje de 'Dios perdona... ¡yo no!'

Carlo Pedersoli y Mario Guirotti, más conocidos por el público como Bud Spencer y Terence Hill, participaron en una misma película, Aníbal, en 1959, aunque no llegaron a coincidir. No sería hasta casi una década después que esta pareja de actores se juntara en plena época dorada del spaghetti western en el desierto de Almería para rodar la trilogía de Cat Stevens. Esto supuso el pistoletazo de salida de una prolífica carrera conjunta que reventaría las taquillas de media Europa y calaría en el imaginario colectivo de tres generaciones.

- ¿Por qué surge la idea de hacer este libro? 

Hace unos años colaboraba con la página web Cinéfagos. Allí escribí una serie de artículos en los que intentaba prestigiar un determinado cine muy popular en su tiempo y que en la actualidad sufre el menosprecio de la crítica y del público. Así, escribí monográficos sobre las películas de Chiquito de la Calzada o Martes y Trece. Cuando me planteé dedicar un pequeño estudio al cine protagonizado por Bud Spencer y Terence Hill descubrí que no existía nada medianamente serio en castellano al respecto. Me puse en contacto con varias editoriales para proponerles ampliar el artículo hasta convertirlo en libro, pero ninguna me contestó. Dos años después de publicado, la gente de Applehead Team tuvo a bien llamarme para retomar la idea. Y aquí estamos.

- ¿Por qué crees que existía este vacío si fueron tan relevantes y taquilleros en España, y en el resto de Europa?

Si te digo la verdad no tengo muy claro el porqué de ese vacío editorial en España. Tenemos toda la información que queramos de Spencer y Hill en italiano, inglés y alemán, y resulta que aquí no. Es que al final es muy fácil caer en la lamentación y en ese autodesprecio que tan poco me gusta de “es que en España somos así”. Pero es que al final es verdad. Aquí tampoco se venden blurrays, ni apenas música en formato físico y esos son mercados que no voy a decir que sean pujantes, pero no han desaparecido en otros países como aquí ¿Por qué sucede eso? Pues no lo sé, pero sería un buen tema para preguntar a los sociólogos. 

Daniel Lorenzo, autor del libro ¡Más fuerte, muchachos! El cine de Bud Spencer y Terence Hill / PIRULETA VERMELLA Daniel Lorenzo, autor del libro ¡Más fuerte, muchachos! El cine de Bud Spencer y Terence Hill / PIRULETA VERMELLA

Daniel Lorenzo, autor del libro ¡Más fuerte, muchachos! El cine de Bud Spencer y Terence Hill / PIRULETA VERMELLA

- ¿A quién va dirigido este libro?

Pues en primer lugar, a los fans, que son muchos y de muy distintas generaciones. El cine de Bud Spencer y Terence Hill fue muy popular para todas las generaciones nacidas entre 1945 y 1985, año arriba, año abajo.

Pero es que, además, puede servir como puerta de entrada para analizar la evolución del cine popular italiano a lo largo de varias décadas: el péplum en los 50, el spaghetti en los 60, las comedias en los 70… Probablemente la italiana sea la industria cinematográfica más popular y ecléctica de Europa (si descartamos esa anomalía que es la industria británica, muy emparentada con la americana por cuestiones culturales) y Spencer y Hill protagonizaron diez de sus cien películas más taquilleras de toda la historia. Es imposible no sentir curiosidad ante eso. Y en el libro intentamos explicarlo.

- ¿Es el cine de Bud Spencer y Terence Hill un cine de segunda? ¿Por qué se trata con cierto desdén?

Es cierto que sus valores de producción son, siendo generosos y en el mejor de los casos, mejorables en la mayor parte de las ocasiones. Y es que ellos rara vez se propusieron rodar cine de gran presupuesto (Hill intentó dar el salto a Estados Unidos en la segunda mitad de los 70, pero fracasó estrepitosamente) pero dentro de los cánones del cine de ese tamaño sus propuestas fueron muy exitosas. Y no hablamos de un éxito puntual en el momento de su estreno, ni de un éxito de un par de películas, ni tan siquiera de un éxito local. Fue un éxito global y sostenido a lo largo de las décadas y generaciones. Eso no se consigue por casualidad, no es un golpe de suerte, ni el fruto de una campaña promocional. Ese es el fruto del trabajo bien hecho. Y eso es lo que yo entiendo por calidad.

Daniel Lorenzo: "Spencer y Hill deben a Almería muchísimo más de lo que Almería les debe a ellos”

Desgraciadamente, el erudito tiende a levantar la ceja cada vez que se encuentra con el éxito popular. Porque admitirlo y explicarlo le pone al mismo nivel que al populacho. Si algo gusta demasiado no lo celebra, ni siquiera se esfuerza por comprenderlo. Lo desprecia. Y esto lo hemos visto históricamente con géneros como la comedia romántica, la ciencia ficción o el terror, que siempre fueron considerados menores porque gustaban demasiado. Quizás ahora eso cueste verlo, porque las redes sociales han prestigiado también cualquier opinión por el mero hecho de poder ser expuesta, y empezamos a vivir un fenómeno inverso a este que explico. Pero el caso es que el espectador, de tanto escuchar que lo que le gusta es una porquería, acabó por interiorizarlo.

- ¿Podría tratarse como un género en sí mismo, como lo fue aquí en España el Landismo?

Desde luego que sí, al menos desde un punto de vista popular. Lo cierto es que cualquiera podría disertar acerca de que en realidad el cine de Spencer y Hill abarca distintos géneros, y probablemente en un sentido académico del término tendría razón.

Yo siempre me refiero al cine DE Bud Spencer y Terence Hill. La preposición elegida es DE y no CON, porque quiero remarcar su autoría empleando la misma fórmula que utilizaban los críticos franceses de Cahiers du Cinema en la teoría del autor. Suyas son las películas porque, independientemente de su guionista a director, todas transmitían un modo similar de ver el mundo y de relacionarse con él.

Carátula del libro Carátula del libro

Carátula del libro

- Si el spaghetti western es como la parodia seria del western clásico, ¿sería el cine de Bud Spencer y Terence Hill una parodia cómica del espaghetti western?

Sí. Bud Spencer presumía de que con Le llamaban Trinidad ellos habían inventado el western cómico. Y si bien eso no es del todo cierto, dado que Los hermanos Marx en el Oeste o La leyenda de la ciudad sin nombre son anteriores, no lo es menos que el taquillazo de la película de Barboni revivió el spaghetti en un momento en el que estaba desahuciado como género y que sin ese éxito no se entenderían películas posteriores tan populares como Vente a ligar al Oeste o Sillas de montar calientes.

El spaghetti llevó al paroxismo los tics y lugares comunes del western como género. Y, en una jugada muy posmoderna, Le llamaban Trinidad se burló de dicha exageración.

- La trilogía de Cat Stevens, donde se forjó la pareja, comienza con un tono más serio hasta acabar en el tono cómico tan característico de su cine. ¿Fue una evolución natural, algo premeditado dado el éxito de la fórmula o que no podían aspirar al tono del spaghetti western más serio como el de Leone? ¿Se podría decir que aquí en Almería se originó la fórmula de su éxito?

Almería está indisolublemente asociada al éxito de Spencer y Hill. Y eso que al final aquí solo rodaron tres películas. Existe la idea generalizada de que Trinidad y su secuela se rodaron aquí, así llega a aparecer documentado incluso en IMDB, que es un poco la biblia de esto del cine. Pero la verdad es que ni un solo plano de esas dos películas está rodado en Almería. Así me lo indicó José Enrique Martínez Moya, que es vecino vuestro y la persona que más sabe de spaghetti western de toda España, y me atrevería a decir que de todo el mundo.

"Almería ya era la meca del spaghetti western cuando ellos llegaron aquí"

Pero es la trilogía de Cat Stevens la que convierte a Spencer y Hill en pareja artística. Y eso sucede en Almería. En Almería también conoce Terence a Lori Hill, su esposa desde la década de los 60.

En Almería se conocieron también Spencer y Hill, que a pesar de haber trabajado en una misma película (Aníbal) en 1959, no serían presentados hasta que en 1967 comenzó el rodaje de Dios perdona… ¡yo no! El tono de esta película era muy oscuro, pero su química ya era tan brutal que ellos dos fueron los únicos miembros del reparto que repitieron en las dos secuelas de la misma. Su relación personal también era buenísima, y la comedia fue surgiendo de un modo natural. Supongo que cuando se tiene semejante talento para un tono en concreto resulta sumamente complicado que las cosas transcurran de otro modo. Es un poco como un río que siempre tenderá a ir a su cauce natural.

El célebre puñetazo vertical de Bud Spencer El célebre puñetazo vertical de Bud Spencer

El célebre puñetazo vertical de Bud Spencer / Alberto Peral

- ¿Por qué tuvieron tanto éxito estas películas?

Qui lo sá. Esa es la eterna pregunta. Y menos mal que no tiene respuesta, porque de existir una todos los productos cinematográficos serían clónicos. Algo que sí es cierto, y que tratamos con profusión en el libro, es que todas sus películas se adaptan a las corrientes comerciales de cada época. Si algo estaba de moda, o veníamos de algún éxito, siempre encontraban la forma de incluirlo en el metraje de su próxima propuesta. Salvo en el caso de Trinidad, en el que fueron precursores de un género, ellos iban a remolque de los éxitos del momento. Y siempre supieron hacerlo bien.

Otro elemento a considerar es que su cine siempre fue familiar, y ello propició que pudiera disfrutarlo un muy distinto rango de espectadores.

Pero, como todas estas características por sí solas no pueden explicar un éxito de semejante calibre, a mí, en mi ingenuidad, siempre me gusta pensar que los ingredientes secreto de la fórmula fueron la amistad entre ellos y su natural bonhomía. Algo en lo que todos coinciden es en que la amistad entre ambos era sincera y muy sentida. Jamás discutieron y sentían un aprecio mutuo real. Trabajar con ellos era fácil, no tenían trapos sucios. La gente les quería. Y en esta vida no andamos tan sobrados de cosas puras y bonitas como para no desear creer que ese fue el secreto de su éxito.

- ¿Cuál ha sido el legado de su cine?

Creo que la buddy movie contemporánea, la peli de colegas que tanto triunfaría en los 80 y 90, nace con ellos. Lo cierto es que siempre existió la comedia de contrastes, que el contraponer a dos opuestos siempre ha estado incrustado en el ADN de la risa. Pero es en los primeros 15 minutos de Los cuatro truhanes cuando esa fórmula respira por primera vez pura modernidad.

Puñetazo ambidiestro Puñetazo ambidiestro

Puñetazo ambidiestro / Alberto Peral

Creo sinceramente que Shane Black, que con sus guiones para películas como Arma Letal y El último boy scout puso de moda el género en Hollywood, conoce a la perfección la filmografía de Spencer y Hill y sus mecánicas relacionales y narrativas. Y no me parece casual que cuando hace cuatro años rodó Dos buenos tipos, su enésima vuelta al género, eligiera para protagonizarla a Russell Crowe y Ryan Gosling, que tienen una fisionomía muy parecida a la de Spencer y Hill. Y todo esto lo digo a pesar de no tener pruebas. Pero tampoco ninguna duda al respecto.

- ¿Qué debe el cine de Bud Spencer y Terence Hill a Almería? 

Spencer y Hill deben a Almería muchísimo más de lo que Almería les debe a ellos. Almería ya era la meca del spaghetti cuando ellos llegaron aquí. Solo en 1967, el año en el que rodaron Dios perdona… ¡yo no!, se rodaron más de veinte spaghettis en Almería. Ellos salieron de aquí convertidos en estrellas apenas tres años después.

Spencer nunca volvió a rodar aquí, y en las entrevistas recordaba Almería como un lugar en mitad de ninguna parte, al que se llegaba tras un viaje eterno en tren desde Madrid (en eso no habéis cambiado tanto, me temo). Hill en cambio volvió siempre que pudo, rodó aquí Marchar o morir en el 77 y hace un par de años regresó para dirigir su última película.

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