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Se fue el caimán y llegó el tiburón: 50 aniversario del estreno de 'Tiburón'

Fotograma de la cinta dirigida por Steven Spielberg. / D. S.

La ficha

***** 'Tiburón'. Terror. Estados Unidos. 1975. 124 min. Dirección: Steven Spielberg. Guion: Peter Benchley, Carl Gottlieb. Música: John Williams. Fotografía: Bill Butler. Intérpretes: Roy Scheider, Robert Shaw, Richard Dreyfuss, Lorraine Gary, Murray Hamilton.

Vuelve Tiburón, en su 50 aniversario, a la gran pantalla. Por muchas veces que la hayan visto en la pequeña, no se la pierdan. El tamaño (y el sonido) sí importa. Experimenten en el formato para el que fue hecha esta obra maestra que ya es historia. Porque la adaptación en 1972 y 1975 de dos bestseller de tan gran eficacia comercial como discretos méritos literarios por dos jóvenes realizadores que los convirtieron en dos obras maestras cambió la historia del cine.

En 1972 Robert Evans y Albert S. Ruddy produjeron en Paramount, que había comprado los derechos de la novela de Mario Puzo, El Padrino confiando la dirección a un director y guionista de 33 años que, ciertamente, había ganado un Oscar como guionista por Patton, pero no acababa de despegar como director tras la simpática Ya eres un gran chico, la fracasada El valle del Arco Iris y la más apreciada.

Una apuesta de altísimo riesgo multiplicado por la conflictiva personalidad de Brando. El resultado fue una bomba comercial que rompió el récord de recaudación hasta entonces ostentado por Sonrisas y lágrimas y una bomba artística aclamada en su estreno, hoy considerada una de las diez mejores películas de la historia del cine.

En 1973 Zanuck y Brown Baren compraron para Universal los derechos de la aún no publicada Tiburón. El éxito tras su publicación confirmó su intuición. Aunque con muchas dudas sobre las dificultades técnicas que planteaba y sobre quién la dirigiría. Al final optaron por un insistente joven desconocido de 26 años a quien le habían producido el largometraje Loca evasión, aún no estrenado. Había leído una copia de la novela antes de su publicación y decidido que él era la persona idónea para dirigirla, convencido de que el telefilme Duelo, que había dirigido dos años antes para la ABC, era hasta cierto punto parecido: la desesperada lucha contra un monstruo, allí un camión, ahora un tiburón. Tras vencer dudas incluso del propio y antes entusiasta Spielberg, el rodaje se inició al final de la primavera de 1974 y fue caótico: el guión se revisaba y en ocasiones se reescribía antes de cada día de filmación con la participación hasta de cuatro escritores distintos (entre ellos John Milius), debía costar cuatro millones y costó nueve, el rodaje debía durar 55 días y duró 159, el agua salada estropeaba a los tiburones mecánicos a causa del empeño de Spielberg de rodar en exteriores en vez de en el estudio y las tensiones entre el equipo se multiplicaron.

Pero todo fue a favor del resultado final. Los problemas de los tiburones mecánicos, por ejemplo, hicieron que su presencia en pantalla se redujera multiplicando su eficacia -“la película pasó de ser como una de terror japonesa de los sábados por la tarde a parecerse a las de Hitchcock: cuanto menos ves, más suspense”, dijo Spielberg- y que el peso dramático en la representación del miedo recayera sobre todo en los actores, no en los efectos, con lo que se lograba una mayor empatía con el público. La música se encargó a un ya veterano John Williams que había trabajado con Spielberg en Loca evasión y entonces, con 46 años, tenía prestigio sobre todo como orquestador y director -había obtenido el Oscar por la dirección musical de El violinista en el tejado- pero no tanto como compositor al lograr sus primeros éxitos entre 1972 y 1974 encasillándose como compositor de películas de catástrofes con La aventura del Poseidón, El coloso en llamas y Terremoto. Defensor de un sinfonismo clásico en un entorno que lo había dado por muerto hacía una década, su extraordinaria partitura para Tiburón lo consagró, dándole su primer Oscar como compositor y -junto a las posteriores Encuentros en la tercera fase y La guerra de las galaxias en 1977- logrando resucitar el sinfonismo clásico de Hollywood.

El estreno el 20 de junio de 1975 cambió la historia de la promoción de películas: tras una enorme campaña de publicidad televisiva, por primera vez una gran producción se estrenó en verano con una distribución simultánea en 464 salas que en un mes se convirtieron en 950. La película cambió la historia del cine de acción y terror, devolviendo su prestigio al puro entretenimiento tratado con sabiduría de autor. Y su inmenso éxito, pulverizando en 78 días el récord de El Padrino, impuso en Hollywood una generación de directores jóvenes -Coppola, Spielberg, Scorsese, Lucas, De Palma- que había tenido como precursores a Bogdanovich, Friedkin o Allen.

En España se estrenó el 19 de diciembre de 1975, en el umbral de la Transición, un mes después de la muerte de Franco. Basilio Martín Patino cerró su extraordinaria Canciones para después de una guerra -realizada clandestinamente en 1971 y estrenada en 1976- con Se va el caimán, censurada en la dictadura por utilizarse la ida del aligatórido como metáfora de la del Caudillo. Se fue el caimán y llegó el tiburón.

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