Libertad Quijotesca

Anguita, votad al honrado

Julio Anguita definía la política como arte socrático: hacer posible que los ciudadanos pensemos

Julio Anguita González nos dejó el 16 de mayo. Él y Adolfo Suarez han sido de los pocos políticos españoles que jamás se entregaron al sectarismo. Cuando finalizó su etapa en la representatividad política, regreso al ejercicio de su profesión, maestro, renunciando a los injustos privilegios retributivos que con tanta pasión se atribuyen los profesionales de la política. Curioso que en eso sí que se ponen rápidamente de acuerdo, sin necesidad de tanta transversalidad, dialogo y equidistancia. Palabras de Anguita: "Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen, por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de la extrema derecha. Eso me lo manda mi inteligencia de hombre de izquierdas. Votad al honrado, al ladrón no lo votéis, aunque tenga la hoz y el martillo". Igual que el sol nunca se puede tapar con un dedo, no se puede negar que la política en nuestra nación es prisionera de una suicida degeneración. En España hemos perdido la capacidad de discutirnos a nosotros mismos, porque vivimos de espaldas ninguneando y falseando, nuestra historia y cultura. No nos respetamos como país que se gobierna con una democracia, por eso no hemos logrado constituir una sociedad civil responsable de su destino, alejada del sectarismo, el desprecio al mérito, y participativa entorno a propuestas de gobernabilidad acordes con la moral que debe regir un Estado de Derecho y Obligaciones Mutuas. Anguita tuvo adversarios en la política, no enemigos a los que estabular y aniquilar. Para él la política siempre fue un arte socrático; hacer posible que la gente piense. Para lograrlo es imprescindible la educación. No sufría del complejo autodestructivo contra España. Afirmaba que España era realidad y mito: nuestro proyecto político común. Y siempre Iberoamérica. Desde 1492 no se puede entender España sin conocer y comprender Iberoamérica, y a la viceversa. Tampoco ignorar que España es puente con Europa. ¿Algún día seremos conscientes de algo tan importante? Quiero pensar que sí. No se cansó de advertirnos sobre los peligros de los discursos huecos, propaganda, que proliferan en lo público, ausentes de cualquier ofrecimiento de dificultad. El totalitarismo no soporta que los ciudadanos participen en la política, en su gobierno. ¡Votad al honrado! No lo olvidemos.

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