el lobo gentil

Chipo Martínez

Buen rollito

29 de diciembre 2011 - 01:00

HACE unos días, mientras ponía a prueba mi paciencia de buen ciudadano en una desesperante cola de las que nuestra Administración nos obliga a sufrir, pude vivir un episodio de lo más singular. Llegaron dos tipos de porte un tanto estrafalario, uno, con una gorra virada, con el pelo rapado por las sienes y pantalones a media nalga; el otro dentro de una chupa de cuero remachado y con un puerco espín engominado por cabeza. Como el que no quiere la cosa, se colaron delante de un anciano que iba antes que yo. El pobre hombre, probablemente intimidado por sus pintas, no dijo nada, pero los que estábamos detrás, protestamos con indignación, indicándoles que la cola estaba para respetarla y que se pusieran en el último lugar, como debe ser. Pero estos dos caraduras, como panacea para cualquier conflicto, se limitaron a comentar con tono medio macarra: "Buen rollito, ¿no?".

Siempre ha habido formas periféricas de expresarse -las jergas, el argot o "slang" -vinculadas a grupos profesionales, sociales o marginales, pero ahora es necesario añadir ciertas modas léxicas que no debemos confundir con modismos, porque quizás estén más cerca de "imbecilismos" -que no idiotismos-. Lo de 'buen rollo' es una de las más extendidas, incluso los yankis han hecho una película a la que han traducido como "Buen rollito". No es nada nuevo, existen otras formas más adecuadas y académicas de expresar una disposición al desenfado y a transmitir positividad y 'buenas vibraciones'. Por ejemplo, nuestro reciente ex, Zapatero, casi llegó a agobiar a nuestras entendederas con tanto 'talante' -que, por cierto, no le sirvió de mucho-. Pero, a veces, me siento perdido en un laberinto de palabras mutiladas, frases crípticas o significados retorcidos que provienen de mundos extraños para mí, como las estrambóticas fórmulas de los usuarios "twitteros" y de SMS; o los intrincados códigos de informáticos empedernidos y "freaks" varios. Solo los admito cuando me hacen reír. Por eso soy fiel seguidor de la serie de tv "Big Bang", elaborada por excelentes guionistas y actores. En cualquier otro contexto, me horroriza que contaminen mi mundo, o que algo me obligue a interactuar con el de ellos. Cada uno en su mundo y 'el buen rollo' en el de todos.

Es curioso que, cuando Paul Éluard escribió "hay otros mundos, pero están en éste", seguramente no imaginó que, como frase, llegaría donde no llegaron sus otros versos, ni que daría tanto de sí al jugar con su uso semántico. Y, mucho menos, que rebosara su significado hasta el campo de las meta-frases: "Hay tantos mundos en éste, que ya no sé cuál es el mío".

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