Comunicación (Im) pertinente

Francisco García Marcos

Lanzadas a la sanidad

Decididamente, Sancha Ayuso se postula como la gran candidata al Premio Caballero Zifar

Rodeado de inusitada y vibrante expectación, Pedro Almodóvar llegó a la entrega de los Premios Feroz. La gala de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España tuvo un imprevisto protagonista final, el lamentable productor acosador, de cuyo nombre es mejor ni acordarse. Pero antes el gran atractivo de la velada fue, sin duda, Almodóvar. Llegó en olor de multitudes, camisa roja palpitante y traje verde, deslizándose a través de la expectación de todos, el público, los asistentes, los medios, hasta alcanzar finalmente el atril.

Como siempre, no defraudó a nadie. Guste con pasión o se le odie visceralmente, el caso es que nunca provoca indiferencia. Esta vez tampoco. Habló de cine, de la vida, de lo cotidiano, de su propia trayectoria y, naturalmente, también de los sanitarios madrileños. No se limitó a solidarizarse con ellos. Más bien impartió una clase magistral sobre la importancia del sector en una sociedad democrática y justa, por lo que resulta imprescindible cuidarla. El contraejemplo, claro está, lo encarnaba la cerril actitud de la Comunidad de Madrid, empeñada en maltratarla.

De paso, dio ejemplo de responsabilidad social. Las palabras de los famosos son un discurso exponencial que se reproduce en los millones de cabezas de sus seguidores. De inmediato, su intervención resonó por toda España, al acelerado son de la comunicación electrónica.

En cuanto las escuchó, Sancha montó en cólera, lo que tampoco resultaba tan extraño. Aunque don Quijote, su fiel escudero, le advirtió de que no había sortilegio extraño o demoniaco en todo aquello, Sancha enfiló a Almodóvar, como antes había arremetido contra gigantes, dragones y monstruos varios. Lanza verbal en ristre, las pezuñas de sus caballos electrónicos no dejaron crecer la hierba en La Mancha y alrededores, como ejemplar castigo a uno de sus hijos más universales.

Tan esforzada acción consiguió que una semana después fuera el cine entero el que cobrara forma de monstruo sanitario durante la celebración de los Goya. A cualquier otro ser político le habrían temblado las piernas al ver como el mundo de la cultura adoptaba configuración de legión romana. Pero a Sancha, por el contrario, todas estas cosas la fortalecen, tanto que no ha cedido ni un milímetro ante las peticiones de la sanidad madrileña.

Decididamente, Sancha Ayuso se postula como la gran candidata al Premio Caballero Zifar, un reconocimiento anual a personas de majadería digna de los peores libros de caballerías.

Su fiel y esforzado don Quijote, desesperado, anda corriendo como un poseso por La Mancha en busca de un precipicio por el que despeñarse.

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