La Navidad: valor religioso

Existe un gran sentido materialista de la vida que está secando la fuente de todo sentimiento noble y generosoLos precios de ciertos condumios han subido entre un cincuenta y un cien por cien con récord del rape

Estimados y apreciados lectores, buenos e invernal día 24 diciembre, víspera de la Navidad, les deseo una feliz y santa Navidad y un próspero Año Nuevo.

Cuando ustedes vayan a darse cuenta, el día habrá avanzado y nos habremos adentrado en la Noche Buena con su correspondiente Misa del Gallo, víspera de la Navidad, y tras el Día de Navidad, el día 26, solemnidad del Protomártir san Esteban "Día de la Reconquista", conocido en el vulgo como "Día del Pendón", día del que procede, que hoy día constitucionalmente y democráticamente podamos estar disfrutando los sentires de la Navidad con un valor humanístico cristiano.

Este año he visto como atendiendo a los irascibles condicionamientos políticos, unas entidades públicas representadas por unos políticos y otras por otros de distintas afinidades ideológicas, felicitan estas fechas, unos con la expresión incrédula "felices fiestas" y otros convencidos "feliz Navidad", no entendiendo muy bien esta dicotomía, como sí la Navidad fuese una fiesta que pervive por motivos distintos de los que determinaron su existencia.

A esos que dudan del sentido religioso de nuestra Navidad, yo los invitaría a que, descubriesen como las cofradías guardan sus tradiciones conforme al espíritu del Evangelio; verían que en la Navidad la ciudad se convierte en un templo museo abierto a toda la ciudadanía.

Sirvan estas líneas para la reflexión sobre lo que es la Navidad y la labor que las Cofradías tienen que realizar para que no se siga perdiendo la profunda religiosidad con la que de antaño se vivían estas fechas de la Encarnación del Hijo de Dios, el hecho histórico más importante en los dos mil últimos años, y menos aún que se politicen con intencionalidad laicista.

Vivimos mejor que antes, pero también con un gran sentido materialista de la vida que está secando la fuente de todo sentimiento noble y generoso.

El afán por el goce de las cosas materiales nos está llevando a trastocar algo tan importante como el orden de los fines y los medios: el culto al bienestar y la lucha por lograrlo terminan por llevar a la atonía moral, y la atonía moral trasciende al vacío religioso.

Por ello, mi soflama va dirigida a las Cofradías y otras Asociaciones Pías, porque tienen una gran tarea que cumplir: mantener viva la Navidad desde su esencia espiritual y religiosa, no pudiéndose reducir la Navidad a una sola dimensión paganizada y mercantilista.

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