NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Los profesores recuperan el control de las aulas
Grandes auriculares donde imagino berreando algún tema de lo que antes se llamaba música, con millones de escuchas en Spotify y dudosa catalogación (¿trap? ¿reguetón? ¿mierda de cabra?). Mirada al frente y mariconera bajo el brazo, que quien no la porta hoy no merece vivir en esta sociedad de exhibicionismo y tontería. Rostros serios casi hasta la lágrima en lo que pareciera ser, a tenor de semejante catálogo de ceños fruncidos, un paseíllo al mismísimo patíbulo. Pero no, no se dirigen a la horca, ni serán fusilados al amanecer: acuden a jugar un partido de fútbol en una de esas citas para elegidos que se celebra cada muchas lunas y en la que, además, representan a todo un país. Al suyo. Niños y adolescentes, y los padres de muchos de ellos, llevan varias horas a las puertas del hotel, bajo el sol, con la esperanza de verlos pasar fugazmente. Ni siquiera aspiran al autógrafo, esa utopía inimaginable a estas alturas. Palmas y gritos atronan con la salida del primero y hasta que el último llega al bus. Mirada al frente, caras de póker. Ni un gesto. Ni un saludo. Mariconera. Vaya panda de desgraciados.
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