Agostos

Todos piensan en el 15 de agosto. Es la meta, el fin y el principio. Mi meta ahora es comprar algún libro de Paul Verlaine. Lo pongo así, sin decir nada más, para que surja algo, la búsqueda en wikipedia, el lejano recuerdo de algo, la sonrisa del que se cree culto. Ambas con languideces de asfódelos mientras que al cielo se le ensamblaba la luna suave y redonda (lo he sacado de internet). Lo quiero comprar ya. Luego lo leeré, nunca he leído un libro de Verlaine, lo confieso, sólo si acaso, poemas sueltos, y cuando lo tenga seguiré escribiendo este artículo. Sugiero como lectura veraniega a Verlaine, toma ya pegote culto, en vez de los mamotretos funestos editoriales, échese la siesta, lea un sólo poema y vuelva a dormir la siesta. Vuelva al mundo vano, al sol mezquino, a la tumbona estúpida. Y luego, furtivamente, sin que nadie lo vea, lea otro poema. Si le gusta la experiencia tenga presente que si sigue así va a tener más curiosidad y va incluso a leer su biografía en la wikipedia, puede llegar incluso a descargarse la película Vidas al límite, con Leonardo di Caprio, que va sobre él. Entonces ya está cerca de la trampa y el agujero. Si está leyendo este artículo vuelva al principio, y olvide a Paul Verlaine, si aún así no es capaz de hacer eso y ya le corroe la curiosidad, espere a que compre el libro y siga escribiendo. Ya lo he comprado, una edición de Visor (la editorial de poesía) y he caído ya en la trampa y estoy próximo al barranco, es decir, caí hace más que muchos años, y realmente nunca he podido salir totalmente. Lo más que he conseguido es alejarme un poco, pero vivir ya siempre cerca de ese tortuoso e indeseable abismo (lo digo de verdad). Así que piénselo dos veces antes de seguir, no este artículo, sino el rollo este de Verlaine. Escuchad la voz que insiste, lo mejor para el alma, es apartar toda tristeza. Y tiene razón el tío (Verlaine). Anda que no era feo el menda. Como la voz de un muerto cantando, desde el foso de su tumba. Pero no vais a caer, aún siguiendo todo esta pequeña guía, ni vais a ver el precipicio, ni la trampa, ni el agujero, ni nada, en todo caso alguno la pose, la falsa emoción del culto. Ni siquiera vais a leer nada, mejor, de ahí a la excentricidad del romántico, que quiere decir que está como una puta cabra, hay un paso que no vais a dar, si acaso uno entre cientos de miles, uno, otro Verlaine que nunca más lo habrá.