Aleluya por José A. Picón

28 de septiembre 2025 - 03:17

Con sus pletóricos 86 años de vida plena, nos dejaba estos días, ese alhameño histórico y sonriente que ha sido José Antonio Picón García, con quien tanto hemos aprendido y gozado tantos paisanos que tuvimos el privilegio de frecuentar su ingenio y amistad. Que somos legión, dado su talante alegre y su enorme talento proactivo para tramar proyectos vitales y negociales, culturales o de ocio. Su currículo, aún a trazo grueso, desborda los límites mediáticos y acaso reclame todo un libro que, lo auguro, sería un referente humanista para nuevas generaciones, todo un ejemplo de cómo desde la sencillez, sin dobleces ni alardes estrafalarios, se puede colmar una vida de éxitos empresariales y personales. Lo que José A. hizo sin más capital inicial que su intuición indomable, su empatía indesmayable y un gran ánimo emprendedor. Sepa quien no lo supiera, que se crió laborando trigo de secano y rastrojos de tomateras; desertó del arado y creció liderando con los Decididos para liberar a su Alhama la Seca de la pertinaz sequía; mereció ser elegido primer alcalde democrático de su Alhama del alma; para ser luego el primer Presidente de su inefable Ínsula de Gatuna, un paraíso liberal con el que glorificó su sierra. Agradecido, aunque descreído, a distinciones oficiales, se la dieron a docenas, desde la Cruz del Ejército a las de la Cámara de Comercio, Asempal, Coexphal o el empresariado del Mármol, que, a lo largo de décadas, premiaron su entrega como uno de los emprendedores con mayor ingenio, capacidad de liderazgo y cualidades humanas en Almería. Nada de eso es casual, sino que revela una personalidad rebosando entrega vital, que nunca fue desleal a su compromiso humanitario con la compasión ni dejó de luchar a favor del imperio de la razón, la verdad y la igualdad, aunque sin olvidar su ingénito sentido del arte de la vida que merece ser vivida. Desde tan polifacética implicación en tantos y tan diversos asuntos humanos, cabe inferir que este paisano fue algo muy parecido a un hombre de la Ilustración que se pasó su vida defendiendo la bonhomía como único instrumento eficaz para construir un mundo mejor frente al egoísmo y la ignorancia, predicando con su ejemplo en la defensa de la razón y lo justo. Todo ello justifica este modesto aleluya que le recuerda con cariño, mucho cariño, por lo feliz que fue y nos hizo, y prioriza la gratitud ante el dolor. Descansa en paz amigo y sin prisas, hasta pronto.

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