Quien tiene un amigo, tiene un tesoro

Desde hace años considero que la canción perfecta sobre la amistad es "Plaza de los héroes", de Patrick Bruel

Los sabios que nos enseñaron el acertado camino de la vida no se cansan de ponderar su excelencia. La amistad no solo es necesaria sino que, además, es hermosa, bella y honrosa. Un amigo nos parece el más preciado de los bienes; los amigos son los únicos refugios donde podemos cobijarnos, decía Aristóteles.

El sabio israelí, Ben Sira, nos manifestó su estima de la amistad, "Un amigo fiel no tiene precio, su valor es incalculable". "Un amigo fiel es un refugio seguro, quien lo encuentra ha encontrado un tesoro" (Eclo.6,14s).

La Asamblea de las Naciones Unidas instituyó en 2011 la celebración, cada 30 de julio, el Día Internacional de la Amistad. Un día muy especial para reflexionar y estimular su cultivo durante todos los días del resto del año. Sin la amistad la vida sería un error.

La vieja máxima de "Amicus usque ad aras" (amigo hasta el sacrificio) describe bien el ideal del compromiso amistoso llevado al límite, algo cada vez más infrecuente.

La amistad, además de ser tratada por destacados filósofos, psicólogos y de inspirar bastantes novelas y películas, ha sido loada en bellísimos poemas y canciones. El político y poeta cubano José Martí propone la rosa blanca como imagen de la amistad pura: "Cultivo una rosa blanca/en junio como en enero/para el amigo sincero/que me da su mano franca". Al final del breve y sencillo poema, el poeta deja claro que no cultiva el odio ni el rencor hacia el que no le quiere bien. La vida ha cambiado, no tiene vuelta de hoja. Pero lo que no ha cambiado ni puede cambiar es la condición del ser humano.

Desde hace años considero que la canción perfecta sobre la amistad es "Plaza de los héroes", de Patrick Bruel, que relata el encuentro de un grupo de amigos al cabo de diez años, al cumplir los treinta.

La canción me ha venido a la mente al enterarme que, un grupo de amigos, se reúnen cada cinco años para hacerse juntos, la misma foto que se sacaron por primera vez en 1982, cuando tenían 19 años, junto a un lago en California donde veraneaban. Han pasado 38 años y las poses se antojan idénticas y que con el paso de los años atesoran amistad y constancia.

La amistad crece al amparo del desinterés.

"Cada virtud necesita un hombre; pero la amistad necesita dos" (Montaigne)

¿Qué más se puede pedir en está época, cuando lo que abunda son las compañías exprés, virtuales o de usar y tirar?

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