Ciudadano A
¿Quién puede matar a su hijo?
El caso de Luis Javier Suárez, jugador de la U.D. Almería, podría servir de ejemplo para sentar un precedente similar al de Jean-Marc Bosman, que dio lugar a la famosa Ley Bosman. Porque el caso lo merece: resulta que la figura máxima del equipo almeriense no va a poder jugar las eliminatorias de ascenso a primera división. El perjuicio para el club es enorme: el ascenso supone el ingreso de unos cincuenta millones de euros, sin contar con los daños deportivos. Para la ciudad puede suponer otros treinta o cuarenta kilos, según sesudos cálculos publicados en los medios. Y lo más importante, a nuestro entender, son los daños morales para miles de aficionados, incluso para la salud mental de los más forofos. Y todo esto por el capricho del seleccionador colombiano que, después de varios años sin acordarse del tal Suárez, se le ocurre llamarlo para sustituir a un lesionado. Y con muchas posibilidades de que no llegue ni a jugar. A cambio, el Almería, repetimos, se queda sin su estrella, a la que le paga un millón libre de impuestos.
Aparte de quejarnos, vamos a intentar buscar soluciones, aunque sea para el futuro. Lo primero que se nos ocurre es aplicar el precedente del Caso Bosman que hace treinta años cambió las relaciones entre jugadores y clubes europeos. ¿Cómo lo consiguió el bueno de Jean-Marc? Pues contrató un buen abogado y pleiteó con todo quisque, hasta que llegó el caso al Tribunal Europeo de Justicia, que falló en contra de los mangoneadores de la UEFA y similares. Desde entonces, en Europa cualquier ciudadano europeo puede jugar en cualquier equipo europeo. Debido a eso se ha llegado a casos, como el de este año en que el Real Madrid ha jugado muchos partidos sin un solo español en el campo.
Si el Almería (u otro damnificado de este nivel) quisiera emular a Bosman se encontraría en Primera RFEF, ya que los mandamases de este circo tienen la “costumbre” de sancionar al que acuda a los tribunales ordinarios. Para evitar el castigo, sugerimos que se denuncie al jugador en el Juzgado de lo Social, por no acudir a su puesto de trabajo e irse a currar a otra empresa. Y como el Almería no se va a atrever, podrían denunciar otros perjudicados: abonados del club, empresarios de hostelería (ASHAL) y el mismísimo Ayuntamiento de Almería. Para el partido de hoy ya no hay tiempo, pero se puede pedir ya la cautelar para el partido de vuelta. La que se podía formar si colara: la Ley Suárez.
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