Sin Casera en el Palacio Real

No se investiga cómo afecta a nuestra salud el que los actuales políticos nos tomen por imbéciles. No hay estudios. Sería un problema leve si nos tomaran por memos ocasionalmente: el sistema inmune, siempre en alerta, repelería la agresión al instante y nuestro organismo no lo notaría. Pero nos consideran idiotas con una frecuencia exagerada y nuestras defensas no pueden más y nos abandonan, y esto no es como el desodorante, que te echas más. El laboratorio que sacara un fármaco para neutralizar las estupideces y los tuits que excretan estos políticos, se forraría. Yo cambio de canal cuando le acercan un micro a Yolanda o a Patxi, un suponer. Y las escasas entrevistas a Pedro, siempre en medios afines, procuro evitarlas. Pero el otro día leí que le había dicho a Àngels Barceló, en la Ser, que él nunca había felicitado a los Nobel de la Paz, y me entró la curiosidad. ¿La periodista no le recordó que lo ha hecho hasta seis veces en los últimos años? Así que, a pesar del riesgo, busqué la entrevista y me la tragué entera. ¿Se me disparó el cortisol? ¿Me subió la tensión? ¿Tuve extrasístoles? Nada de eso. Y es que me pareció que el presidente estaba de coña y así me lo tomé. No tengo espacio para destacar algunas de las perlas que soltó; lo de la ‘dignidad salarial’ y lo que habían subido los salarios reales por encima de la inflación fue muy bueno, pero mejor fue lo mucho que le preocupaba (“de verdad lo digo”, insistió), el debilitamiento del centro derecha en favor de la ultraderecha. ¿Cómo? ¡Si no hace otra cosa todos los días que debilitarlo él! (con la inestimable ayuda de Ayuso, tampoco tiene tanto mérito). ¡Ah! Y Àngels no le recordó ni una de sus seis felicitaciones a otros tantos Nobel de la Paz.

Sé que muchos se toman en serio lo que dice Sánchez, lo mismo que para otra gente Ayuso es una estadista, cosas de la polarización. La actual ‘portavoza’ del partido dijo hace poco que en el PSOE todo es transparente, “hasta los sobres”. ¡Por ahí, ése es el camino para que nos tomemos todo a chirigota y no nos repercuta en la salud! “Presidente, ¿por qué usted y sus ministros, salvo Puente, abandonaron a toda leche la recepción en el Palacio Real el 12-O, escapándose así de los corrillos de periodistas que luego se forman?”. “Es que no había Casera. ¡Y si no hay Casera, nos vamos!”. Y éste sería el argumentario que repetirían después como papagayos y papagayas todos los que forman el Gobierno.