Sin creación no hay motivación

DEBO reconocer que ver un partido del Almería me está aburriendo. El fútbol espeso y especulativo me parece indigno de un equipo con esos jugadores, pero como hemos dado por buena la imagen de conjunto enfermo que debe recuperarse sumando victorias, todos hacemos un esfuerzo y nos centramos en recuperar sensaciones antes que atisbar cualquier tipo de belleza futbolística. Esto, sin un futbolista que marque las diferencias en el centro del campo, no lo aguanta nadie. Los delanteros y extremos miran hacia atrás y resoplan. Su principal fuerte se va a convertir en las jugadas a balón parado y eso ya de por sí es llamativo. Ante la Ponferradina no podemos seguir poniendo paños calientes, es el momento de ver reacciones positivas tras la marcha de Sergi. Precisamente la Ponfe está instaurado en la zona alta de la clasificación sin hacer un fútbol brillante, pero mandando en los sitios importantes: las áreas. Si bien el equipo de Manolo Díaz tiene en las transiciones su mayor virtud, el principal peligro es Yuri. Es capaz de fabricarse el mismo las jugadas de gol y su importancia en el equipo es vital. Todos los recursos imaginables para un delantero en la Segunda División los tiene el brasileño. Juego de espaldas, remate de cabeza, intuición en el área y gol. No son casualidad los siete goles que a acumula Yuri en doce partidos. Hay varios futbolistas de calidad a parte del delantero y su pareja en ataque, Berrocal, favorece mucho el brillo del máximo goleador de la Ponferradina. Con menos calidad y cualidades, Berrocal tiene en el juego aéreo su mayor virtud, muy aprovechable por los futbolistas que llegan desde segunda línea. Manolo Díaz se ha sumado a la moda del 1-4-4-2 y obstaculiza la salida de balón para intentar recuperar rápido y salir rápido por bandas o incluso conectado con el propio Yuri siendo más vertical si cabe. Los últimos coletazos de Pablo Infante, el desparpajo mostrado por el delantero Djordjevic, la seguridad de Seoane o la calidad de Álvaro Antón le hacen un rival difícil y complicado en cualquier circunstancia, aunque fuera de El Toralín parezcan menos fieros.