El desembarco de Alhucemas (1)

16 de agosto 2025 - 03:09

El 8 de septiembre de 1925 tuvo lugar el desembarco de Alhucemas, en el marco de la guerra del Rif (1909-27), en el Protectorado español de Marruecos. En el centenario de esta efeméride, de acuerdo a lo difundido por diversos medios de comunicación, el Ministerio de Defensa no tiene prevista celebración oficial, motivada esta decisión para “no molestar” al Sultán de Rabat, en lo que sería una nueva muestra de debilidad en política exterior de nuestro Gobierno, en este caso sin sentido puesto que este desembarco fue el principio del fin de la guerra del Rif, con la victoria de nuestro Ejército sobre las fuerzas de la constituida República del Rif (región sin control por parte de Rabat en ese momento), al mando del líder rifeño Abd el-Krim. Con esta victoria quedó pacificada esta región del norte de Marruecos en favor de Rabat.

En esta guerra, como en todas, fue esencial tener claros los objetivos estratégicos cuya consecución nos permitió alcanzar la victoria. Si descubrimos en el enemigo su centro de gravedad, el objetivo clave, su conquista conducirá a su derrota. En el Rif, el centro de gravedad de los rifeños era la bahía de Alhucemas, donde confluían los territorios de las cabilas (tribus) rebeldes de Tensaman, Beni Urriaguel y Bocoya, siendo la más belicosa la de Beni Urriaguel (a la que pertenecía el líder rifeño), con capital en la localidad de Axdir, en la misma bahía de Alhucemas.

Ya desde 1911, el Ministro de la Guerra Agustín de Luque y Coca impulsó un plan de desembarco en Alhucemas, siendo responsable de la redacción del plan el Comandante General de Melilla José García Aldave. Tanto este plan como los redactados en 1913, 1916, 1921, 1922 y 1923 nunca fueron aprobados. Tuvo que ocurrir el desastre de Annual en 1921 y el golpe de estado del General Primo de Rivera en 1923 para que el desembarco por fin se llevase a cabo el 8 de septiembre de 1925. Era por todos conocido que el objetivo clave en esta guerra era Alhucemas, pero aún así, desde 1911 a 1925 la autoridad política, asesorada por la militar, nunca se decidió. Hay que tener en cuenta que desde 1909 a 1925 tuvimos 23 cambios en la Presidencia del Gobierno, con casos como el de Manuel García Prieto que llegó a ser designado en ese período de tiempo 5 veces Presidente; así mismo, 24 cambios en el Ministerio de la Guerra. Y mientras Francia mantuvo al General Lyautey como Residente General de Francia en Marruecos, en ese mismo tiempo, por el cargo equivalente español, el Alto Comisario de España en Marruecos, pasaron 8 Generales y 2 políticos. Así era imposible llevar a cabo un plan de pacificación en nuestro protectorado marroquí, al que estábamos comprometidos a consecuencia de los acuerdos internacionales firmados por nuestro Gobierno.

Desde la suspensión del primer plan de desembarco en 1911, nuestra estrategia para controlar nuestra zona de influencia en el norte de Marruecos, fue la de extenderse como una mancha de aceite desde las fronteras de Ceuta y Melilla, ejerciendo una benéfica y caritativa “acción civilizadora”, y resolviendo los “problemas de policía” que pudieran presentarse. Esta estrategia nos llevó al desastre de Annual en julio de 1921, cuya consecuencia inmediata fue dejar herido de muerte el régimen de la Restauración y el fin de la estructura política que lo sustentaba llegó con el golpe de estado del General Primo de Rivera en septiembre de 1923, y con ello la aprobación del tan necesario desembarco de Alhucemas en 1925, que es un hito histórico para las operaciones de desembarco de Grandes Unidades en una costa hostil y que sirvió de referencia para otros como el realizado por los Aliados en Normandía en 1944 en el marco de la Segunda Guerra Mundial. En 1925, la experiencia más reciente en esa época fue el desembarco llevado a cabo por británicos y franceses en la península de Galipoli en 1915, en el marco de la Campaña de los Dardanelos, durante la Primera Guerra Mundial, una operación militar que fue un fracaso. Aunque tal experiencia desaconsejaba este tipo de operaciones, el desembarco llevado a cabo por nuestras Fuerzas Armadas en Alhucemas fue una operación pionera en su tiempo y por sus resultados, la mejor de las realizadas por nuestros Ejércitos contra un enemigo exterior en todo el siglo XX. Este desembarco, conjunto por fuerzas del Ejército y la Armada, y combinado con un contingente aliado francés, nos condujo a la victoria en la guerra del Rif.

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