Grandes soldados

06 de agosto 2025 - 03:10

En la redacción todo vuelve a ser lo que era. Personas tecleando en un ordenador, abriéndome la puerta, no reconociéndome ni sabiendo nadie quién soy, no obstante me presento de nuevo como quién después de casi 14 años sin fallar un miércoles vuelve a empezar de cero. Eso quisiera yo, empezar otra vez tímidamente, con cuatro artículos escritos trabajosamente en el verano y llevarlos más tímidamente aún impresos para enseñárselos al director, y que me diga, a principios de septiembre, un lunes, no hace falta que los vea, empiezas este miércoles, mandas esta tarde. Pon un nombre a la columna. Le puse Sólo voy a sitios con guardarropa y amablemente me dijeron, muy largo y creo que el mismo martes se me ocurrió Abierto de noche, no sé por qué, luego durante los siguientes casi 14 años sí supe por qué, o por qué no. Lo supe todo, lo hice todo, lo escribí todo, gracias no a mí si no, y no es coba gratuita, al Diario, eso sí, el Diario no es un ente, son personas, empezando por el primero y terminando por ese mismo, o el último. Sin esas personas que apenas conozco, no tendría 739 artículos guardados en papel en cajas, desordenadas como los almacenes del cementerio de ejemplares, sólo porque, no sé los demás columnistas, pero al menos yo soy un tecleador de artículos de opinión o sin opinión, que como decía Azorín y seguro que lo he puesto ya más veces, no sabe si sabe escribir. Seguro que me repito, querido lector, yo sólo sé copiar el fichero del word del artículo anterior, poner un nuevo título y escribir el artículo, al principio con bastante antelación y luego casi cercano a la hora de montarlo en el periódico, querido lector, yo pongo el café en la mesa, miro por la ventanta pensativo, me rasco la cabeza, bajo la radio, o la pongo, que ya no es radio, es una señal que viene por cables, la procesa un ordenador y se oye en los altavoces del mismo. Pienso que nadie me va leer, sigo escribiendo lo primero que se me ocurre, completo los 2400 carácteres con espacios, ni uno más ni uno menos, aprendí a cuadrarlos a la perfección, termino y mando por correo electrónico a quién lo recibiera, quien lo recibía, y me decía, si ya era bastante avanzada la mañana del martes, por whatsapp, lo mandas ya?. Sí, recorto los carácteres, porque siempre me paso y lo mando. No decía eso, solo lo pensaba, pensativo, entre el humo inexistente de las ideas con caracteres y carácteres

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