El lagarto

17 de septiembre 2025 - 03:08

Cucha. Iba yo el otro día por la calle Real volviendo de algún sitio y según los entendidos iba de flâneur. Los entendidos, el entendido, en este caso, es Fernando Labordeta, que me lo dijo luego más tarde en la presentación de mi libro. Flâneur es algo así como un paseante de la ciudad sin rumbo, deambulador de calles, observador de todo. Que luego, claro, lo refleja en algo que escribe, un artículo, por ejemplo. Es un dandi de ciudad decimonónico parisino, bohemio y ocioso, es decir, no concuerda con nada conmigo, siempre voy a algo o vengo de algo de las interminables gestiones y agendas monótonas relacionadas con mi trabajo, que amo, por cierto. Y tengo poco de dandi y casi nada de ocioso, sólo no tengo horas en el tiempo, y pocos horarios. Quillo, pues me encontré en ese deambular que es sólo volver, a Vicente de Almería Postureo, seguro que más flâneur que yo pero de largo, intentando, como lo oyen, capturar un lagarto en plena calle. Le dije, tú eres el famoso, ¿no?, el famoso intentaba rescatar de la calle a un pobre lagarto que de no ser rescatado seguramente perecería bajo las ruedas secuaces de algún automóvil, insensible ante los lagartos de ciudad. Entre los afanes por capturar su lagarto, salvarlo realmente, comentamos sobre su reciente pregón de la feria y su desigual acogida. Leí un artículo al respecto. No sé como se titulaba el artículo, pero me sonó a cómo hemos caído tan bajo, donde próceres e intelectuales, estetas y prohombres de Almería han engolado la voz, glosando las églogas y epítomes de rancio recitar, ahora viene este a traer la voz de la calle, la calle del lagarto, el mundo, harto de alturas. No soy de ferias, menos de lagartos, ni he visto ni oído el citado pregón, pero me apunto a la llaneza, el natural hablar sin epopeyas de lírico. El heterodoxo, siempre heterodoxo, que no sigue las reglas. Reniego de las corbatas de los grandes oradores, no soy de feria, no soy de postureo, no soy de cacharricos, no soy de lagartos, no tengo Almería por bandera, sólo soy, he sido, un vagabundo de municipios, con el destino y el trabajo a cuestas, no siento nada con henchido pecho, tos lo más y el lagarto lo hubiera mirado con curiosidad y hubiera seguido mi camino. No me gustan los animales, salvo en figuritas o para dibujarlos, no tengo empatía con nada ni con nadie, pero ahora, antes sabía apenas algo de él, soy de Vicente, el del postureo.

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