Ni es cielo ni es azul
Avelino Oreiro
Se adelantó el invierno
Hace unos días se inauguró en la capital con la presencia del Obispo, Monseñor Antonio Gómez Cantero, el centro social “Mambré, calor y café” por conducto de Cáritas Diocesana, que es un espacio diseñado para ofrecer atención integral a personas en situación de sin hogar en la provincia y que tuvo el respaldo de diversas instituciones como el Ayuntamiento, Diputación, Junta y Subdelegación del Gobierno. Mambré, calor y café es un espacio para personas en situación de sin hogar, personas vulnerables y con necesidades concretas, lo que me hace retroceder a 1998, un tiempo diferente al contexto social actual con un meritorio proyecto cofrade de un Centro de Día que no cristalizó con motivo del L aniversario fundacional de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, presidida por Manuel Martínez Ramírez, siendo consiliario el canónigo archivero Juan López Martín, y Vicepresidente Juan Sánchez Martínez, quien también ostentaba el cargo de hermano mayor de la pasionista Hermandad Eucarística de la Santa Cena, siendo obispo Rosendo Álvarez. El proyecto configurado jurídicamente como Fundación llevó la impronta de Juan Sánchez y la aquiescencia de la Agrupación de Cofradías y el Secretariado Diocesano. Estaría ubicado en lo que actualmente es el Museo de la Guitarra, que algunos años después, bajo el episcopado de González Montes, presidente José Antonio Sánchez Santander y consiliario Manuel Pozo Oller, se colocó la primera piedra de ese edificio pero con otra proyección social por diversas casuísticas, quedando en ambos casos en aguas de borrajas. El proyecto agrupacionista, ideado por Juan Sánchez, era convertir el inmueble en un espacio de Centro de Día para acogida de personas mayores, de personas con diferentes capacidades, de personas vulnerables, en los que el concierto cofrade incardinado en la corporación agrupacionista se hiciera cargo de su impulso pastoral y social. En las otras zonas del edificio se daría cobertura a las necesidades propias de la Agrupación de Cofradías como son la sede social y un espacio museográfico permanente. Ello, no quiere decir, que se abandonara desde la Agrupación de Cofradías la virtud teologal de la caridad, la cual seguirá siendo un instrumento diocesano vital para el apostolado seglar, pues de forma regular se contribuyó a coadyuvar la labor del Hogar de la Alegría, Casa de Nazaret, Cáritas Diocesana, Residencia de Santa Teresa de Jornet y Conventos de Clausura.
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