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Hoy, 29 de septiembre, festividad litúrgica de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, quiero dedicar estas líneas para arropar al Cuerpo Nacional de Policía, que este próximo día 2 de octubre celebran su Patrón, los santos Ángeles Custodios o Ángeles de la Guarda, sus guardaespaldas celestiales para que les sigan protegiendo en su permanente compromiso con la seguridad, el orden y el bienestar de todos los ciudadanos de España.
La devoción a los Ángeles Custodios en España se fortaleció durante el reinado de Fernando VII, cuando el Papa León XII concedió la celebración oficial de la fiesta del Santo Ángel Custodio del Reino de España. Este impulso dio lugar, en 1897, a la fundación de la «Pía Unión de Oraciones al Santo Ángel Custodio de España» por el Beato Manuel Domingo Sol.
Años más tarde, la devoción alcanzó su punto culminante con la inauguración del altar del Santo Ángel Custodio de España el 12 de mayo de 1920 en la iglesia de San José de Madrid. En este acto asistió la Familia Real, y fue el mismo Rey Alfonso XIII quien propuso la creación de la Asociación Nacional del Santo Ángel Custodio del Reino. Esta asociación, también conocida como Amigos de la Policía Nacional, trabaja para resaltar el servicio y los méritos del Cuerpo Nacional de Policía, fomentando el reconocimiento y el afecto de la sociedad española hacia sus miembros.
Esta festividad, entonces, no solo es una fecha de reflexión espiritual, sino también una oportunidad para honrar la labor de aquellos que, tanto en lo terrenal como en lo divino, cuidan de nuestra seguridad. Hoy miramos al admirado y querido Cuerpo Nacional de Policía de modo especial, vienen a ser una prolongación humana de esos mensajeros divinos que con los ángeles se nos dan. Una sociedad se hace madura no cuando idílicamente logra superar todo atisbo que la empaña y enfrenta, sino cuando tiene los recursos para prevenirlos, para corregirlos y para proteger a toda la comunidad.
Nuestros policías, en su vasta presencia capilar en medio de un Estado de Derecho, hacen esta impagable labor junto a la Benemérita Guardia Civil y a las Policías locales, son ángeles para todos nosotros porque nos ayudan en momentos de dificultad. Estamos en buenas manos, de verdaderos samaritanos y cirineos, en un país como España, que goza de estos Institutos Armados, servidores fieles de la sociedad, con su alta cualificación, su trabajo bien hecho con eficacia, y la bondad y entrega tantas veces heroica de sus miembros. Paz y Bien.
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