El ocaso del pensamiento libre
La nteligencia Artificial se ha instalado en nuestras vidas, abarcando todos los campos, sea en el entorno técnico, industrial, educativo o doméstico. Sus prestaciones positivas son amplias, pues facilita la vida, la obtención de la información requerida, aumenta la eficacia industrial, gestión del trabajo, dota de rapidez a los procesos y evita pérdida de tiempo. Aplicada en la investigación científica, ayuda a obtener datos, los organiza con precisión, selecciona lo relevante, propone conclusiones, disminuye tiempos en estos procesos de investigación, ayudando a evitar duplicidades de experimentos, logrando resultados que en caso de no contar con su ayuda se tardaría bastante tiempo en conseguirlos. En las acciones administrativas rutinarias, reduce tiempos dedicados a tales menesteres. Ayuda al estudiante en su búsqueda de información, así como en la organización de sus trabajos. Al usar la IA el ser humano le presta ayuda, al solicitar sus acciones de búsqueda y al dialogar con ella, pues mejora su aprendizaje, previéndose que en el futuro este tipo de inteligencia será más autónoma, siendo menos necesaria la intervención humana. La IA ha conseguido igualar a todas las personas en su capacidad para elaborar documentos. Pero es ella quien dirige la selección de datos, casos o textos, desechando a otros que no entra en su lógica, relacionada con la realidad para la cual ha sido programada. Su efecto sobre el trabajo intelectual hace que se reduzca el esfuerzo de los más capaces, fomentando la mediocridad mental. El uso equivocado de la inteligencia computacional en Educación, convierte al alumnado en usuarios pasivos que obtienen datos, análisis, que se repiten continuamente en sus clases. No incentiva el espíritu crítico al seleccionar textos, datos, convirtiéndose los alumnos en consumidores, que crean respuestas a las cuestiones propuestas por el profesorado. Sus trabajos académicos no son producto del ingenio. Genera poco aprendizaje intelectual, de estrategias mentales, inspiraciones, intuiciones, siguiendo siempre aquellos datos seleccionados, analizados y expuestos en resúmenes, que la IA propone. La originalidad se reduce a saber interpretar de forma diferente lo expuesto por la máquina, conocimiento que ella asimilará o excluirá de su verdad. Cuando esté consolidada la IA en nuestras sociedades, eliminará aquellos datos contrarios a sus valores lógicos, y al tipo de sociedad para la que ha sido diseñada, llegando incluso a dirigir la vida social.
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