El domingo día 22 de octubre se ha abierto al público el esperado y deseado Parque de La Hoya. Mi enhorabuena Alcaldesa. Almería ha recuperado un espacio totalmente perdido, que poco a poco se había ido convirtiendo en un basurero y un estercolero canino y humano. Me han encantado los balates, que forman las paratas de la ladera norte y las acequias de riego. Pero tengo que decir, que después de una visita prolongada, me he venido un poco decepcionado. Está bien el conjunto, pero realmente esperaba otra cosa. Si se ha pretendido recrear una huerta-jardín de la época musulmana, como yo pensaba erróneamente, concretamente del siglo XI donde Almería alcanzó su mayor esplendor en territorios, cultura y grandes obras, no se ha conseguido en absoluto. Faltan olivos, que es el árbol más representativo del Mediterráneo, las vides por su procedencia de oriente y por lo que ha significado la uva para Almería tanto económicamente como publicitariamente en toda España y en el extranjero; los perfumados mirtos o arrayanes se echan en falta, los hibiscus con sus enormes flores, que son la envidia de las provincias del interior, los rosales, que ya en época musulmana poblaron los jardines y huertos de las alquerías, las encinas de poniente taladas en el siglo XIX para alimentar las fundiciones y desde luego se echan en falta algunos ejemplares de ficus como árboles de gran porte ornamentales y de sombra, de los que solo hemos visto unas higueras (ficus carica) La sombra en Almería es importantísima para las corridas de toros y para los parques. Porque yo sentaría en un banco al responsable del proyecto del parque durante alguno de los meses del largo verano almeriense a las doce de la mañana, para ver cuánto tiempo aguantaba sin derretirse. Quizás no se ha tenido en cuenta que, por disponibilidad de tiempo libre, los jubilados somos los que más visitamos los parques de la ciudad, más que los niños incluso, que durante cinco días a la semana están en los colegios.

Pero si lo que han pretendido, es crear un jardín adecuado a nuestro clima semidesértico, se ha perdido la ocasión de dedicar un buen espacio a las diversas plantas suculentas que se crían por estas tierras y sobre todo a cactus y acacias: desde la acacia mimosa y rovira hasta la talha que puede sobrevivir con solo la humedad de la noche. Las yucas o pitas que inmortalizaron los pintores indalianos, es otro elemento decorativo que está íntimamente unido al paisaje de Almería.

He visto que en una de las paratas se han dedicado unas eras a poner un muestreo de las hortalizas más representativas de la provincia, lo cual es plausible; había alguna mata de tomates, cuyos frutos en vez de activar las glándulas gustativas, activaban las lacrimales. ¡Qué pena de hortaliza para el día de la inauguración! Pero lo más sorprendente es que he leído, en uno de los carteles explicativos, que se han esparcido semillas de hiervas silvestres por toda la zona y como era de esperar, lo que ha nacido han sido hiervas silvestres; para eso no hay que ir a Salamanca, porque son las mismas hiervas que salen en las cunetas de nuestras carreteras cuando caen cuatro gotas; la diferencia es que éstas han salido un poco más caras. Es solo una sugerencia muy personal, pero se podría haber plantado un gran bosque de bambú, como he visto en Marrakech, en El Cairo y otras ciudades, o bien una buena colección de cactus de las diversas especies que andan dispersas por parques y jardines de la provincia, como también hay en otras ciudades mediterráneas, que resultan vistosas y exóticas; en fin algo novedoso que sirviese para estar en contacto con la flora de las zonas templadas, que es donde se encuentra nuestra provincia.

Nos ha hecho gracia a mis amigos y a mí, un cartel que había a la entrada, referente a la fauna, en el que se podía leer: “En La Hoya convive un buen número de animales. Entre otros el camaleón, especie protegida, y a veces se dejan ver cabras monteses. Destaca la presencia de aves silvestres…” ¡Que derroche de optimismo! Yo particularmente creo más probable encontrarme con un gamusino o con la mismísima ave fénix que con una cabra montés o con un buitre leonado.

Y llegamos al apartado de los bancos (bancos para sentarse no entidades financieras) Las dos últimas obras que se han hecho en Almería han sido la del entorno del Hospital Provinval y ésta que comentamos hoy de La Hoya. En ambas hemos visto que se han colocado grandes bancos de piedra natural o artificial, en la primera con líneas muy modernas desde luego, que no pasan desapercibidas al viandante y en la Hoya donde han colocado enormes bloques de piedra simplemente. En ambos casos se les ha olvidado colocar el respaldo, porque no quiero pensar que haya sido deliberadamente. Repito nuevamente: los bancos se inventaron hace siglos y se hicieron principalmente para sentarse, aunque algunos les den otros usos. Las personas mayores necesitamos un respaldo para apoyar la espalda, no se trata de ningún capricho, es una necesidad. El colectivo de mayores admite bancos de hierro, de madera, mixtos o de piedra, pero por favor con respaldo, porque si no, no son bancos, son taburetes.

No me gustaría que esto se tomase como una crítica, sino como una sugerencia que aún se puede modificar

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