El puerto, a la vanguardia de Andalucía y España

El lunes el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ponía en valor el trabajo de la Autoridad Portuaria de Almería y Carboneras, así como el de su presidenta, Rosario Soto. Y no es para menos. Los nuevos accesos desde Bayyana, -con la parte del Gobierno aún a la espera-, y los inicios, ya ciertos, de lo que se conoce como Puerto-Ciudad con el derribo de parte de la valla que aún lo rodea, son argumentos más que suficientes para entender la transformación en la que está envuelta de la ciudad. Aunque las molestias para comerciantes y tráfico en general son evidentes, lo cierto es que el cambio profundo de las instalaciones que se está llevando a cabo bien merece el aplauso del presidente de la Junta de Andalucía y de cualquiera que entienda que el futuro de la ciudad, en constante crecimiento y evolución y de su puerto en particular, el octavo en pasajeros a nivel nacional, son razones de peso suficientes para aplaudir la constancia, la gestión y el avance de obras y propuestas para situarnos, ya lo somos, como uno de los más estrátegicos del Mediterráneo.

Abrir las instalaciones a los vecinos de Almería para que recuperen lo que nunca debió cerrarse ya merece el reconocimiento de cualquiera que entienda que una ciudad moderna es aquella que abre sus lugares más emblemáticos a vecinos, ciudadanos y turistas que te gan a bien visitarnos.

Pero si hablamos de industria, entendemos que el esfuerzo inversor es tan notable que merece un capítulo aparte. Y no se trata de buscar mejoras a la búsqueda de clientes. Lo interesante, lo notable, es que somos el principal exportador de yeso de Europa y los millones de toneladadas que se producen tienen en nuestro puerto el punto de partida hacia los mercados internacionales. Tenemos la materia prima, generamos una inmensa riqueza y hay que perseverar en mejorar aspectos todavía susceptibles de optimizar para continuar en la senda del crecimiento, del liderazgo y de la creación de empleo, que hoy ya es importante, y que a poco que la senda y la planificación no se desvíe, nos situarán en la vanguardia de las autoridades portuarias españolas. El saldo positivo de una industria en crecimiento es el argumento perfecto para dotar las instalaciones de la última tecnología y, de rebote, que la ciudad logre la ansiada apertura al mar que un día perdimos y que urgía recuperar.