Reflejos

Francisco Bautista

El que resiste gana

El comportamiento humano deja su huella en el entorno social. Considero que existen cuatro tipos de personas, según su reacción ante acciones procedentes de su entorno. Unas son las cristalinas, seres perfectos, trasparentes y luminosos, pero rígidos y sumamente frágiles en su interior. Son duros en el roce, exigen la perfección, brillan en su Comunidad. Son tan perfectos que su estructura mental es inmutable, no soportan la alteración de su orden racional. Cuando cambia el entorno, o se actúa agresivamente sobre ellos, reaccionan con una fuerte oposición, a riesgo de romperse si esta acción externa es superior a su resistencia. Existen otras personalidades a las cuales yo denomino deformables. Son brillantes, acorazadas, imponiendo su peso y presencia donde se encuentren. No son tan duros como los anteriores, pues la persistencia los desgasta, pese a ello dejan su huella. Las fuerzas externas son resistidas inicialmente, dejando en ellos, si éstas son más fuertes que su estructura psíquica, la señal de su efecto. Quedan deformados, acumulándose esta alteración de su imagen inicial con la experiencia de las confrontaciones. Van cambiando su estructura, deformándose cada vez más. La huella del esfuerzo queda en ellos, es el recuerdo latente, siempre presente, que se traduce en rencor y conformismo. Resisten y se adaptan. Pero hay quienes son flexibles, se dejan vencer por las injerencias exteriores, se amoldan a sus caprichos, resisten, siguen resistiendo, y cuando el cambio cesa vuelven a su lugar inicial. Mas el efecto de la experiencia deja su impronta en ellos. Este recuerdo puede ser enriquecedor, pues les prepara para futuras contingencias.

Hay, también, caracteres fluidos. Se acomodan a todas situaciones, pueden ser aplastados, pero nunca perecen. Si se les presiona demasiado pueden romper el espacio donde interactúan, y destrozar, con su estallido, todo a su alcance para adoptar formas más libres. Con estos hay que tener cuidado, pues la presión que se le aplica debe ser controlada, su exceso se vuelve contra quien ejerce la fuerza del cambio. Estas son, en mi opinión, las distintas singularidades de caracteres humanos que se pueden presentar. Por lo que se desprende que es mejor ser flexible, adaptarse a las variables externas, no presentar oposición que pueda afectarnos en el recuerdo o nos lleve al conformismo estático, sino permanecer en la situación de permanencia dinámica. Y si se actúa, tener cuidado de no dañar, pues se llega a situaciones irreparables, o dejamos la huella del rencor. También puede repercutir en nosotros.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios