Rutina no es igual a aburrimiento

08 de julio 2025 - 03:08

En muchas ocasiones se asocia rutina con tedio, hastío o aburrimiento. Sin embargo, para nuestra estabilidad emocional es imprescindible contar con un conjunto de hábitos que se repitan con regularidad. He escuchado decir en más de una ocasión que las rutinas no tienen por qué ser obligatoriamente malas, incluso que son necesarias. Solo nos damos cuenta del valor de la rutina cuando la perdemos, que suele ser porque algo no funciona. Rutina, no es sinónimo de aburrimiento. Va en el carácter de la persona. En el día a día es difícil que nos toquen momentos excitantes y novedosos. Por la edad que nos lleva y la experiencia y bagaje acarreado en años, tenemos que ser los conductores de nuestro tiempo y de nuestra actividad y disfrutar con este regalo que es la vida. Habrá personas que podrían hacer lo mismo toda la vida y quien se cansa o aburre a los pocos días. Éstos últimos ni planifican, ni saben establecer prioridades. La rutina implica planificación y priorizar.

Cuerpo y mente necesitan tener equilibrio, orden y saber qué hacer en cada momento.

Debes cambiar una rutina cuando te esté impidiendo disfrutar o crecer en un momento de tu vida. Si te estancas en el trabajo, si no eres capaz de tomar decisiones ni ver ideas creativas, si el ejercicio que practicas te aburre porque siempre es lo mismo… es el momento de abandonar.

Hemos dicho que la rutina es un facilitador, pero en el momento en que genera desgana y aburrimiento, ya no la tienes de aliada. Hay situaciones, actividades y momentos en la vida que requieren rutinas, pero otros que se alimentan de la espontaneidad, de la improvisación y de la creatividad, que están reñidas con las rutinas. También hay que romper rutinas para desconectar. Si te acostumbras hacer siempre lo mismo en el mismo sitio, el propio hábito hace que pierdas atención.

La rutina es una aliada siempre que nos facilite la vida. En cuanto se convierte en monotonía es importante buscar cómo salir de ella y establecer otra nueva. El aburrimiento le puede ocurrir a cualquier persona y en cualquier edad. Tradicionalmente, el aburrimiento se ha asociado a tareas monótonas y repetitivas que generan fatiga y que pueden provocar falta de interés o de diversión.

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