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En Antas, un municipio de 3450 habitantes del levante almeriense, hay una cafetería que tiene un salón específico para presentaciones de libros, donde se programan presentaciones regularmente. Tiene cómodos sofás y sillones en un ambiente agradable. Y allí acuden asistentes asiduos como en el del viernes pasado, que se presentaba la novela Fosca de Inma Pelegrin, premio Lumen. Había quince o veinte asistentes, que ya los quisiéramos para todas las presentaciones de libros que se hacen en Almería capital, una media de 5 a la semana y no exagero. La presentación de la novela fue correcta, dinámica pero correcta, todo en su sitio, sin salidas de tono, sin excesiva retórica literaria. Pero no obstante tan formal como algo de lo que se espera formalidad y a lo mejor por eso vi pocos jóvenes y menos adolescentes entre el público, más bien gente mayor o tirando a mayor. Y me tengo que incluir yo, aunque no comparta del todo ese ambiente cultural intelectual que me da que tampoco comparten los ajenos a estas cosas, que son el resto del pueblo jóvenes y adolescentes incluidos. A lo mejor prefieren estar tomando birras o litronas en la puertas de los pubs, varios contiguos. O dentro escuchando rock carrocilla pero preferible o la música que sea, pero que no huela a libros y sofás. Ellos se lo pierden, exacto. O los que presentan libros se los pierden a ellos, o a los que van a los pubs, simples pubs de cubatas y cervezas, o a los que van a los bares no tan intelectuales, simples bares de cañas y tapas, cotidianos pubs de músicas rockeras, que dicen que son excluyentes, los que van a uno no van a otros. Y así, los acérrimos a la cultura de libro y premio, como si lo otro no fuese cultura de ninguna clase, posiblemente ganen en cultura pero pierdan en público. Joven o no tan joven. Puede ser anatema llevar los libros a los sitios no tan culturales, será, no lo dudo. Eso sí que será excluyente, exclusa de escritores y supuestos presentadores porque eso ya no será presentar, será, oigo ya a los culturales, bajar la cultura al pueblo de pubs. Equivalente a desculturalizar la cultura. Contraculturalizar. Huy, eso de la contracultura me suena de algo. Y cómo haremos para tal, nos diremos. Cuidado, que la literatura no es rock and roll, ni regetón, ya casi oigo decir. Bueno, Bob Dylan parece que sí es literatura. Voy a todos pero prefiero lo de los pubs, por anatema que sea.
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