Al soldado Camilo José Cela
EN el año del cuarto centenario del fallecimiento del más grande de nuestros soldados-escritores, D. Miguel de Cervantes, también se celebra el primer centenario del nacimiento de otro de los grandes de nuestra literatura, D. Camilo José Cela. Y al igual que Cervantes había sido soldado, haciendo uso de la espada cuando debió y de la pluma cuando llegó el momento, también Cela fue soldado.
Durante nuestra última guerra civil, tras escapar de Madrid en octubre de 1937 y pasarse a la zona sublevada, Cela se alistó voluntario y fue destinado al Regimiento de Infantería de Bailén nº 24, en Logroño, con el que tras sólo dos semanas de instrucción marcharía al Frente de Aragón, resultando herido de gravedad en la sierra de Alcubierre. Así lo narraba él mismo: «Sentí un golpe seco en la nuca y me quedé sin conocimiento, la metralla de una granada de piña se me clavó en el pecho… después me fui despertando… me dio un vómito de sangre, eché sangre por la boca, no mucha…».
Evacuado al hospital militar habilitado entonces en la Escuela Industrial de Artes y Oficios de la capital riojana, permanecería un mes ingresado hasta recibir el alta médica a finales de noviembre. En "Mazurca para dos muertos", Cela recordaría este periodo de hospitalización. Poco tiempo después sería declarado «inútil total para el Servicio Militar».
De familia adinerada y con la referencia de haber sido herido en combate, pudo haber medrado en la retaguardia, pero Cela utilizaría su influencia familiar para lo contrario, para volver de nuevo al frente. Una vez rehabilitado para el servicio, en diciembre de 1938 sería destinado al Regimiento de Artillería Ligera nº 16, donde serviría los últimos seis meses de la guerra.
La quinta a la que él perteneció, la del 37, fue la que más bajas tuvo sumadas las de ambos bandos, y a la que en su novela "San Camilo 1936" plasmaría esta dedicatoria: "A los mozos del reemplazo del 37, todos perdedores de algo: de la vida, de la libertad, de la ilusión, de la esperanza, de la decencia. …".
Sus vivencias en el Ejército y en especial su paso por la Infantería, le sirvieron para escribir el poema "A pie y sin dinero", dedicado a la Infantería española, al igual que ya hiciera Pedro Calderón de la Barca con el poema "El soldado español de los Tercios" en su "Comedia famosa. Para vencer a amor, querer vencerle", que a pesar de haber sido escrito en 1650, no ha perdido un ápice de valor como consejo de un soldado veterano a uno recién alistado.
Desde que Calderón escribiera este poema en la citada Comedia, hasta el del Nobel Camilo José Cela "A pie y sin dinero", han pasado algo más de tres siglos de historia de la Infantería española en los que "a pie paseamos por donde quisimos,… y sin dinero izamos nuestra Bandera donde nos dio la gana…", como escribió Cela en su poema.
Del "porque aquí a lo que sospecho no adorna el vestido al pecho, que el pecho adorna al vestido", de Calderón, al "A pie y sin un ochavo en los bolsillos; calados hasta los huesos y con el estómago frío; en la vista una nube de hielo y en el dedo que oprime el gatillo, un sabañón" de Cela.
De "este Ejército que ves vago al hielo y al calor, la república mejor y más política es del mundo, en que nadie espere que ser preferido pueda por la nobleza que hereda sino por la que él adquiere; porque aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace y sin mirar cómo nace se mira cómo procede", de Calderón, al "quien no haya sido soldado de Infantería quizá ignore que cuando el hombre se cansa, aún le faltan muchas horas y muchas leguas para cansarse. Porque el secreto de la Infantería es el de sacar fuerzas de la flaqueza y hacer de las tripas corazón. Que nunca más noble destino tuvieron ni para nada mejor pudieron servir", de Cela.
Académico de la Real Academia Española durante 45 años y galardonado, entre otros, con el Premio Nobel de Literatura en 1989, el Premio Cervantes en 1995 y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1987, el primer centenario del nacimiento de Camilo José Cela no puede pasar desapercibido por cuestiones ideológicas o por la mayor o menor simpatía que su figura refleje.
Su poema "A pie y sin dinero", ha pasado a ser un referente para los que formamos en las filas de la Infantería española, junto con los versos de Calderón de la Barca. Cela era soldado de Infantería de hecho y de sentimiento, si no, jamás podría haber escrito este bello poema dedicado a los infantes.
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