Sole

21 de mayo 2025 - 03:07

La catequesis del feminismo llegó por fin a Almería de mano y voz de la ínclita Soledad Giménez, sí, la misma, la del grupo Presuntos Implicados. Es curioso pero siempre son la de. Ana Torroja, la de Mecano. Alaska la de. Bueno, esta no, Alaska es sólo Alaska. Y Sole trajo consigo una larga cola de presuntos candidatos a asistentes a su evento, desde la puerta de la sala de actos de Unicaja de Almería, incluso una hora antes de empezar el evento la cola llegaba ya casi hasta el puerto. Pocos jóvenes, bueno, ninguno. Sería porque era gratis, sería porque Sole sigue siendo mucha Sole, sería porque muchas personas eran personas mayores que iban a todos los eventos de este centro. Sería por lo que fuera pero Sole congrega a mucha gente, básicamente a toda la carrocería de Almería. Una señora mayor que se sentó a mi lado me preguntó quién actuaba hoy, gráfico pergeño del asunto, sigamos. Delante mía otra señora guardaba dos asientos vacíos para sus compis sabiendo que se iban a quedar en la calle lo menos doscientas personas y que posiblemente sus compis no iban a venir por mucho que insistía en llamarles por teléfono. Finalmente otras dos señoras vieron los asientos vacíos y sin pensar en las formas fueron y se sentaron quitando los enseres de la primera señora santo y seña de guarda de sitio, ante los ojos inéditos de ésta. Inicio de bronca y a poco se tiran de los pelos. Son cosas de la familla y la guarda de asiento, muy almeriense todo. Pero todas estas pequeñas anécdotas sin importancia no fueron óbice para que Sole diera su clase magistral de que las mujeres siempre lo han tenido difícil en la música y sólo han triunfado siendo cantantes y sexys. Cierto, ha habido pocas saxofonistas y pocas guitars hero. Pianistas, violinistas, cantantes de ópera, eso no cuenta, estamos hablando del pop. Compositoras tampoco muchas y las que ha habido ni se las conoce, pero gracias a Sole su abigarrado público ya sabe de ellas, cierto es que se olvidarán de todas al salir pero Sole ahí lo deja. Y deja también que a ella también le han cerrado las puertas del éxito, la mano negra, en los últimos veinte años. No tiene nada que ver que no haya repetido canciones tan buenas como las que nos cautivaron a finales de los ochenta o que se haya perdido en colaboraciones y eventos varios en vez de hacer un buen disco. Y sí, al final tuvo que decir que no votemos a Vox. Como lo oyen.

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